martes, 17 de julio de 2012

Andalucismo + Izquierda + Ecología < Andalucía Puede

La ecuación que da título a este artículo no es una suma algebráica. El signo < (menor que) indica que la suma de las partes es menor que el resultado de la suma de las partes. Contradictorio ¿verdad? Es debido lo que llamamos sinergia. Ahora bien, la sinergia puede ser positiva o negativa. En esta ecuación la represento como positiva. Nótese que los tres factores a sumar son compendios ideológicos, si se quiere espacios electorales, no siglas de partido. Digo esto último porque de la suma de siglas de partido no tiene porqué resultar necesariamente y en todo momento una sinergia positiva.




La sinergia es un concepto antiintuitivo. Indica que las partes por separado actúan con menor o mayor eficiencia, respecto de la consecución de un objetivo dado, que cuando estas actúan conjuntamente para conseguir el mismo fin.
El mantenimiento de la vida sobre la tierra es un ejemplo de un sistema con sinergia positiva entre las especies dentro de los ecosistemas. Las claves del incremento de eficiencia se encuentran en el vínculo (en lo relacional, en las conexiones). Los factores externos pueden actuar sobre el sistema como inhibidores o como potenciadores del efecto sinérgico.
Venimos analizando en Paralelo 36 la crisis, sus causas, sus efectos, la retroalimentación y amplificación de las efectos con las políticas neoliberales. Su singularidad respecto de crisis anteriores en el capitalismo, su repercusión comparativa en los distintos territorios y escenarios sociopolíticos del Estado, de Europa y del mundo, y, sobre todo, sus claves diferenciales andaluzas, que hacen que aquí, en Andalucía, el dramatismo, visto en su conjunto (no desde la individualidad, pues tanto dolor siente y emite un o una deshauciada en Euskadi como en Andalucía), aporte un grado de dolor colectivo mayor que en el resto de paises de la Unión Europea.
También venimos con precaución, pero con decisión, indicando las salidas posibles, o más bien, los caminos a emprender para reducir la desigualdad, el desempleo, la pobreza y las limitaciones de acceso a derechos tan esenciales como la vivienda, la educación o la sanidad.
Encontramos en este momento histórico dos condiciones necesarias, que en mi opinión están jerarquizadas, para conseguir una transición socioeconómica hacia un modelo justo y medioambientalmente sostenible. La defensa radical de la democracia, y la promoción de un cambio radical en el modelo económico hacia el antiproductivismo y la adaptación a los límites biofísicos planetarios, cerrando los ciclos de producción como lo hace la naturaleza.
Situamos el punto de distinción de esta crisis con otras anteriores, en que ésta es una crisis del capitalismo (no en el capitalismo). Hablamos esencialemente de crisis sistémica y civilizatoria (crisis de límites y crisis democrática, crisis metabólica y crisis política).
La economía especulativa es el último estadío del proceso de acumulación de capital desconectando la economía de sus bases materiales, pero a un tiempo, y esta es la contradicción más dañina del capitalismo actual, vuelve hacia lo físico para realizar los últimos expolios cuando el valor monetario acumulado en los mercados no tiene correspondencia con el valor real de las mercancias en juego.
Así se ha creado la deuda privada (fundamentalmente bancaria), que se ha tranformado en déficit público, luego en deuda pública que crea más déficit público y así sucesivamente en una espiral diabólica. Este proceso empobrece a la población que, por la vía de las reformas legislativas neoliberales dictadas por los dueños del capital a los estados, se ve obligada a pagar las consecuencias de la desconexión entre economía financiera y economía real.
Esta ruptura de los consensos democráticos en la Unión Europea entre capital y trabajo, desequilibrando el poder hacia el primero, permite crear la ficción de que el objetivo esencial del capitalismo, acumular capital, puede seguir cumpliéndose sine die, y continuar con el crecimiento permanente, una vez que todo se reequilibre otra vez. Pero decimos que esta no es una crisis cíclica si no sistémica.
Las consecuencias de esta espiral diabólica, de este ascensor para el cadalso, son ya manifiestas. Las magnitudes que reflejan con mayor exactitud el drama del proceso degenerativo son las que miden la desigualdad (el número de ricos muy ricos se ha reducido, el número de pobres ha aumentado y la franja de población llamada clase media es más estrecha, la tasa de desempleo se dispara y el acceso a la educación universitaria se dificulta), y las que miden los daños medioambientales (el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, o el agotamiento de las materias primas y los combustibles fósiles.) En términos de ecología diríamos que la entropía aumenta, nos acercamos a la muerte del sistema porque ningún factor externo aporta la negantropía necesaria para mantener los procesos de reproducción; esto es lo que hace el sol con la naturaleza.
Qué hacer para cambiar las cosas en virtud del bien colectivo. Advirtamos que hay dos formas de cambiar las cosas gobernar o presionar desde fuera del gobierno, y esta última se desdobla entre presionar desde los parlamentos o desde la calle.
Nos encontramos ahora con un contexto que plantea ciertos límites para la política. El primero es el desprestigio de la política, identificada por el electorado solo y exclusivamente como política partidista o partidaria. El segundo es el deterioro de la imagen de los sindicatos de clase, conectores en democracia entre el poder político y el mundo del trabajo. El tercero es la toma por el poder neoliberal de los grandes medios de comunicación españoles, en Andalucía con el agravante de que no existe un solo medio de comunicación no centralista, ya sabemos que la derecha andaluza es españolista, agravado por el hecho de que la televisión pública andaluza continúa con la inercia de tres decenios en los que ha construido una imagen banal de Andalucía.
Para romper estos límites puden plantearse tres líneas que deben actuar facilitando los vínculos sociales, regenerando los conectores entre individuos, rotos por el consumismo vivido:
1. Repolitizar la sociedad, recuperar la política como valor cívico. El 15M inició este proceso masivamente. Pero marcó desde su interior dos direcciones contradictorias, la defensa la Política con mayúsculas, esto es, de la democracia radical, y, queremos pensar que en un grado menor, el discurso antipolítico. La primera permite la repolitización, la segunda nos lleva al populismo y la barbarie.
2. La promoción de una nueva alianza social con los sindicatos de clase. No olvidemos que la naturaleza de las reformas neoliberales suponen una pérdida de derechos socioeconómicos y laborales brutal. Estamos en un contexto evidente de lucha de clases.
3. El uso masivo de los espacios de comunicación virtuales como sistemas de interacción multidireccional. Ya sabemos cómo han funcionado en la primavera árabe, en la spanish revolution, en occupy wall street, etc.
4. Intensificar la movilización social. Y esto actúa como colorario, todo ello nos debe conducir a las acciones prácticas y a la calle.
5. Plantear al gobierno andaluz demandas concretas, preferiblemente de marco legislativo andaluz.
Y ahora, volviendo al principio, por qué hablamos de que la cooperación entre tres espacios ideológicos como el andalucismo de izquierdas, la izquierda social y la ecología, en el momento actual, puede generar una sinergia positiva para provocar un cambio en la gobernanza por el bien común, por lo siguiente:
1. La demanda y necesidad de unidad de la población frente a lo que ya no son amenazas antisociales sino hechos consumados está ahora alcanzando cotas cercanas al momento histórico de la transición en que Andalucía consigue en la calle su autogobierno.
2. Son ideologías con amplios espacios de intersección en la mente de una mayoría social andaluza.* (Encuesta del CIS).
3. El andalucismo aporta, además del sentimiento de pertenencia al pueblo andaluz, el vínculo radical con nuestro territorio, con nuestro autogobierno, con nuestras luchas históricas por la dignidad, y las bases analíticas históricas de la crisis diferencial que padecemos vinculadas al terriorio y las personas que lo habitan. *(Artículo de Rafa y Curro)
4. La izquierda social aporta el reconocimiento mayoritario de haber hecho frente en situaciones difíciles al poder de las oligarquías andaluzas, y alberga en el imaginario colectivo las bases ilustradas de la lucha por la libertad, la igualdad y la fraternidad (solidaridad).
5. La ecología aporta la ruptura con los modelos económicos basados en el crecimiento, vinculando nuestro futuro socioeconómico con los límites medioambientales, y alberga el cofre de la nueva economía, que será verde, o no será.
6. Y para terminar, el valor añadido de ser una cooperación sociopolítica que no tiene fines electorales, se trata de cambiar la realidad, sí, cambiando los marcos de interpretación de la realidad y ofeciendo motivos para la esperanza.
Andalucismo + Izquierda + Ecología < Andalucía Puede.
@marioortega
Ilustración: Foto de Tono Cano/secretolivo sobre un graffiti de El niño de las pinturas