domingo, 15 de julio de 2012

Canal Sur tiene que cambiar

Ya sé que es un clásico de la izquierda criticar la falta de libertad y diversidad real en los medios de comunicación. Ya sé que es un clásico de la izquierda justificar sus limitaciones por la vía de buscar culpables en los medios de comunicación y sus ardides manipuladores. Ya. Pero es que hay clásicos que se han ganado su status a pulso. Poderoso caballero es el poder, poderosos caballero es Don Dinero.



Todo el mundo sabe que los grandes medios de comunicación, hoy más que nunca, están tomados por las garras de la derecha, que financia sus pérdidas con la calderilla de sus ingentes beneficios. Todo el mundo sabe cuales son las estrategias de comunicación que desde hace un buen puñado de años han situado en el centro de los debates a los dueños del capital y sus necesidades infames. Todo el mundo sabe que lo primero que hiceron los neocoms fue generar los marcos de interpretación de la realidad de acuerdo con sus intereses de clase (rica).
Todo el mundo sabe la burda manipulación con la que la prensa nacional española, las radios y las televisiones privadas o públicas, deficitarias todas (las privadas más), están criminalizando a la mayoría de la población, jóvenes, parados y paradas, pensionistas, usuarios de servicios sociales, sanidad o educación pública, funcionariado, trabajadores y trabajadoras de sectores públicos esenciales. Todo el mundo sabe que hacen especial hincapié en la saña contra la parte más débil de la población.
Todo el mundo lo sabe, el gobierno andaluz también lo sabe. Andalucía ha votado por un gobierno de izquierdas, y esto tiene que notarse, si no se nota es que no existe tal gobierno de izquierdas. Y no estoy diciendo que Canal Sur se vuelva de la noche a la mañana rojo, anticapitalista y promueva la toma del Palacio de Oriente. No.
Todo el mundo sabe que Canal Sur lleva lustros construyendo una imagen banal de Andalucía, una imagen a la medida de la mercadotecnia del tópico, el estereotipo y la estulticia (con excepciones, ¿vale?, que todo no es blanco o negro). Pero el aroma general que desprende es una mixtura entre el autobombo gubernamental,  la ranciedumbre y lo chabacano, con las metáforas de las sucesivas modernizaciones y lo imparable de Andalucía. Abuelitos que buscan novia, niños repipi que cuentan chistes y muchachas que hacen copla luciendo faralaes y batitas de cola rociera se muestran a diario como ejemplos de lo andaluz.
Todo el mundo sabe que la nuestra emite un cóctel somnífero del espíritu de la memoria andaluza y del espíritu crítico. Lo hace, sin vergüenza, en prime time.
Canal Sur tiene que abandonar la imagen que España le adjudica a Andalucía, la de charanga y pandereta, cerrado y sacristía, devota de Frascuelo y de María. Por que Andalucía no es eso. No, no es eso. No es ni mucho más ni mucho menos, es que no es eso, nunca lo fue.
Y no valen los cuentos de la audiencia, no. Cuando no existía Canal Sur y solo teníamos las dos españolas, un programa como La Clave congregaba, sin obligación de encender el aparato catódico en blanco y negro, una audiencia transversal sin ambiciones de intelectualidad, interesada por múltiples cuestiones de fondo, científicas, políticas, filosóficas y culturales.
Canal Sur tiene que cambiar, desde la selección de las cuestiones relevantes en los informativos, hasta el fin de la emisión de concursos de toreritos en las nuevas plazas de toros construidas por alcaldes corruptos.
Andalucía ha sido y es tierra de Cultura con mayúsculas. Poetas, filósofos y filósofas, catedráticos y catedráticas de factura impecable, cineastas, compositores, gentes del pueblo con la cultura en la masa de la sangre (como dijera Federico), músicos de todas las tendencias y edades, artistas, científicos y científicas, políticos y políticas de altura, investigadores, economistas, arquitectas, y mucho más. De gentes que se desviven por la defensa de los valores ambientales, sociales y comunales de nuestra tierra. De gentes inteligentes y comprometidas.
Y por eso no hay derecho, no, a que nuestro Canal Sur prefiera una imagen falsaria de Andalucía. Una imagen anecdótica, cutre y superficial.
Lo esencia de Andalucía no puede seguir arrinconada por la nuestra a las peores franjas horarias, al minutage marginal, al debate soez y el griterío del plató, y eso en el mejor de los casos.
Canal Sur tiene que cambiar. Señores y señoras del gobierno, ténganlo en cuenta, porque en los tiempos que corren no nos podemos permitir lujos insustanciales. Andalucía se la está jugando, hay que dejar de hacerle el juego a la derecha.
@marioortega