El alcalde habla de tragedia si no revalida su mayoría absoluta. Él, que es el principal actor del drama granadino. Él, alcalde de opereta y esperpento, nos anuncia la tragedia si no continúa en su trono.
Este alcalde nuestro, artífice de la exoneración especulativa de todos los servicios esenciales: basuras, aguas, servicios sociales y limpieza. Artífice de los retrasos en la implantación del metro y los carriles bici. Artífice del desastre del LAC como producto estrella de la movilidad.
Artífice de llevar las manifestaciones culturales y creativas granadinas hasta el subsuelo. Artífice de ofrecer a la juventud poco más que un botellódromo. Artífice de demoler las políticas de género e igualdad. Artífice de subidas lineales de impuestos. Artífice de la venta y alquiler de patrimonio granadino, artífice del desarbolamiento y el desprecio de la vega.
Artífice de llevar la ciudad a las más altas cotas de deuda municipal. Artífice, junto con su partido, de la ausencia de oferta de empleo público municipal.
Artífice de todo eso y polemista nato, contra la Sierra, contra la Alhambra, contra el Parque de las Ciencias, contra la biblioteca del Zaidín, contra el soterramiento de la entrada del AVE, contra la rehabilitación de Santa Adela, a favor de la demolición de la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo, y contra el mantenimiento y recuperación del espacio ferial.
Y con todo ese artificio de trueno y traca pretende ahora meter miedo porque él es imprescindible.
Lo que es imprescindible es que deje el bastón de mando forzado por la repolitización emergente de esta ciudad, forzado por el empoderamiento ciudadano que, seguro, tendrá traducción en las urnas de mayo.
Me parece a mi que el canguelo lo tiene él.