martes, 13 de enero de 2015

El rey del embuste


El tiempo preelectoral es hábil para la mentira del alcalde de Granada.

Miente el alcalde Torres Hurtado cuando dice que Granada no es apta para la bicicleta porque sus calles son estrechas y empinadas. Esto lo desmienten un buen puñado de ciudades europeas, como Granada, donde la bicicleta, el peatón, el tranvía y el autobús son los reyes y reinas del espacio público.

Lo que le pasa al alcalde Torres Hurtado es que le gusta el olor a gasolina, que debe esnifarla como un droga, el ruido de las motillos, y el aroma que dejan en sus arcas las multas consecuencia de este modelo tan fósil como hostil.

Miente el señor Torres Hurtado cuando dice que los dineros de la Alhambra se los queda Sevilla, y miente fácil porque la Junta no le hace ahí una oposición clara, y no pone las cuentas claras sobre la mesa.

Miente el señor alcalde al pedir un incremento de la entrada de la Alhambra, dos euros, para destinarlos al Albayzín, un barrio que el mismo tiene abandonado. Miente porque al alcalde el Albayzín, como el resto de barrios de Granada le importa un pito, pues lo que quiere es sanear sus maltrechas arcas municipales fruto de sus concesiones privilegiadas a grandes empresas externas y extranjeras que se han quedado con la gestión de nuestros servicios públicos.

Llevamos años de embuste en los que la ciudad se ha convertido en mercancía para regocijo de empresas concesionarias de agua, de residuos, del subsuelo, de los servicios sociales, de la reposición del mobiliario urbano, de la macetearía y floristería, que nada tienen que ver con las zonas verdes, de la cultura rancia, y de todo lo que ustedes puedan imaginar incluido el alquitrán que nos rodea.

Nos gobierna el rey del embuste. Hagan memoria.