miércoles, 28 de enero de 2015

Jugada maestra o peón envenenado


Yo quisiera hablar de Granada, pero esta es la semana del adelanto electoral andaluz.

A velocidad de vértigo la presidenta andaluza, Susana Díaz, está construyendo con el apoyo de los grandes medios de comunicación andaluces y no andaluces, incluido el todo poderoso Canal Sur, el relato falso de los motivos de su convocatoria de elecciones anticipadas.

A velocidad de vértigo, Susana Díaz, como la reina de Alicia en el País de las Maravillas, ha decapitado en instantes a su socio de gobierno, que ha agachado durante unos días la cabeza ante el cadalso.

Un gobierno de coalición que, por la actitud dócil de Izquierda Unida, ante los hitos de aprobación de presupuestos, sobre todo el último, no ha tenido tiempo de convertirse en gobierno bipartito.

Un gobierno que nació con enormes esperanzas para Andalucía, como mecanismo de parar la irrupción de las políticas más antisociales del PP, que no ha planteado con claridad y contundencia una ofensiva política para defender nuestra tierra. Los índices de desigualdad son iguales o peores que al inicio de esta legislatura.

Un gobierno que de las veintiocho leyes pactadas para aprobar sólo ha sacado dos adelante. Escaso bagaje para hablar ahora de gobierno inestable, pues no puede ser inestable lo que ni siquiera se ha movido.

El PSOE andaluz, maestro en la estrategia de entregar Andalucía a los caimanes, vuelve a las andadas. Pretende la presidenta, en el momento de mayor docilidad de Izquierda Unida, poner en jaque todo el tablero político. Para ello juega exclusivamente por interés partidista.

Pedirá el voto de la derecha, como mecanismo útil de parar a Podemos. Y en esa estrategia si, tras el 22 de marzo, no se puede reproducir un nuevo gobierno de coalición con IU, ya se advierte lo que puede venir, que gobernará con el apoyo del PP desde la bancada. Las mimbres las está preparando aprobando en el último pleno la composición del Tribunal de Cuentas y de la Diputación Permanente con el Partido Popular.

La jugada parece maestra, pero a lo mejor esconde un peón envenenado. Si entrega a los leones a Izquierda Unida, la presidenta andaluza se podría convertir en la reina de la derecha en el caso de que Podemos saque buenos resultados.

Por primera vez en Andalucía se podrá elegir entre monopartidismo y la gente.

La suerte está echada.