miércoles, 18 de febrero de 2015

La Alhambra, Chaves y Griñán


Uno quería hablar de esa nueva puerta de entrada a la Alhambra encargada al arquitecto Álvaro Siza. Sí, a ese que construyó en el solar del Zaida de Puerta Real un hospitalito cuyo blanco alpino y su gris marmóreo ya se confunden. Como ven, es Siza un arquitecto al que admiro, je je je.

Pero esto, sé, que es una cosa muy personal, que hay múltiples propuestas arquitectónicas que algunos mortales no comprendemos, allá los sabios. El gran problema del proyecto de recepción de la Alhambra es que es absolutamente innecesario.

Que está proyectado en cuarenta y cinco millones de euros, que al final serán muchos más, y que el reinado del patronato alhambreño se lo ha puesto en bandeja al Partido Popular para que haga la contra campaña al PSOE en las municipales.

Tamaña es la insensatez y la torpeza de ese patronato.

Resulta que ahora el peor alcalde que Granada tuviese es el gran defensor de la hostelería y el comercio granadino. Quien ha quedado en absoluta evidencia es el candidato a la alcaldía del PSOE, el señor Cuenca, al que, estoy seguro su compañera, directora del Patronato de la Alhambra ni le han pedido opinión y ha tenido que tragarse el sapo de ese salvaje proyecto por noticias de prensa.

Eso, que yo quería hablar de eso, pero que se ha cruzado la imputación de Chaves y Griñán por el tribunal Supremo, una impugnación al clientelismo andaluz esencialmente sevillanista. Gran problema tiene Andalucía con el sevillanismo. ¿Será el efecto capitalino de la concentración del poder?

Resulta que el Supremo, en manos de jueces dados al Partido Popular, ha decidido hacerle la campaña a un tal desconocido Moreno Bonilla. Una prueba de que el régimen está en crisis, aquí y en Madrid y, a la vez que los dos partidos bipartidistas se quieren, están dispuestos a matarse.

En este puchero político parece que los tiempos no están como estaban. Esos tiempos en que cuanto más corrupto era un alcalde más era votado. O los tiempos son de cambio, y finalmente hemos comprendido que más vale nuevo por conocer que malo conocido.