Resulta que tenemos en un barrio de Granada la Ketama de Europa. Tradición e innovación a un tiempo, I+D+I.
Nos cuenta ENDESA que hay bloques enteros de viviendas dedicados al cultivo de la mariguana. Les llaman “interiores” porque son habitaciones en pisos en las que se reproducen artificial y técnicamente condiciones de desarrollo de la cannabis sativa. Veinticuatro horas al día de crecimiento metabólico.
Toda la infraestructura, menos el pisito de VPO, puede ser comprada en el Aki, el Brico y ahora en el recién abierto Leroy. Mangueras de riego, técnicas de goteo, programadores, lámpara con luz día, y un etcétera de cosas para el bricolaje doméstico o el jardín dominguero, se dedican con buena utilidad económica al cultivo de esta especie de la que se dice que es en el reino vegetal lo que el cerdo en el animal, no se aprovechan sus andares porque no anda, que si no también.
¿Qué diferencia hay entre la ilicitud de este empresariado en ciernes y el empresariado que ha plantado ladrillo derramando comisiones y tramas por acá y por allá? Que el primero no tiene ni ley ni dios que lo ampare y el segundo tiene leyes y políticos metidos a dioses que lo elogian. El primero es carne de cárcel larga y delitos menores y el segundo carne de instrucciones que duran décadas (y menos mal).
Pero vayamos al fondo, ENDESA es víctima, tiene tela, del cruce de caminos entre la desigualdad social de la que sus propietarios e inversores del IBEX 35 se ríen a diario y una legislación que prohíbe la producción, distribución y comercialización de esta feliz planta y sus derivados. Derivados que, no lo olvidemos, no son sólo útiles para la diversión y el flipe, sino que tienen propiedades terapéuticas, cosméticas o culinarias (tres sectores en modo moda gourmet).
Sí el carácter emprendedor de la zona norte no hace daño a la santa ENDESA, acostumbrada a dictar a los ministros la legislación que hay que imponer, el abandono institucional crónico de aquellos lugares no tendría la más mínima importancia, como no la ha tenido nunca.
Es el momento de que ENDESA pida la legalización del cannavis sativa, sus variedades, su mariguana, su hachís, sus derivados farmacéuticos, fisioterapétuicos, cosméticos, o de sex shop. Toda una posibilidad de contribuir al cambio de modelo productivo con agricultura urbana o “city farming” para que quede más snob y se apunte a la demanda hasta nuestro alcalde. Ya nos encargaremos los ecologista de pedir que la energía provenga de huertos solares fotovoltaicos, que las lámparas sean led, el agua reciclada de los lavaplatos y las duchas y los excedente orgánicos pasen a convertirse en compost para que el proceso los recicle.
Indudablemente un proyecto con futuro, con empleo autogenerado, limpio y sano, con una fiscalidad transparente y con mercado interno y externo probado. Todo muy ecológico muy en la línea del cambio de modelo productivo deseado.
Ustedes creerán que hablo en broma, y hasta a mí me lo parece.
Publicado en El Independiente de Granada