lunes, 18 de septiembre de 2023

El acuerdo histórico de Puigdemont y Andalucía

 El acuerdo histórico de Puigdemont, en la imagen de archivo, y Andalucía.

Ni unilateralidad, imposible en una Unión Europea a la que le cuesta aceptar lenguas de naciones sin estado, ni bilateralidad en un estado plurinacional. La investidura no debe ser solo una acuerdo entre representantes de elites de derechas nacionalistas con el PSOE sanchista. Con lentejas para el resto. Para que un acuerdo sea estable, requiere incluir la desigualdad entre territorios, pienso en Andalucía, la desigualdad de clase y las cuestiones feminista y ecologista.

Cualquier acuerdo territorial que resista el tiempo ha de ser plurilateral. Andalucía es una nación cultural y política cuya lengua son sus acentos. Si no está en el acuerdo estará contra el al estilo del “a por ellos” capitalizado por el PP y la ultraderecha madrileña. En la transición las elites vasca y catalana, junto con el postfranquismo, representado por UCD, la corona representada por Juan Carlos I y el empuje social representado por el PSOE, el PCE, UGT y, sobre todo, CC.OO, alcanzaron un acuerdo histórico, lo llamaron Pactos de la Moncloa. Se trataba de superar la crisis interna, agravada por la primera crisis del petróleo del siglo XX, tras la muerte del dictador, así nació el régimen del 78.

Ese pacto incrustó el franquismo en la democracia naciente, cargó sobre la clase trabajadora el peso de la crisis y pretendió excluir de soberanía propia al resto de territorios que no fuesen Euskadi, Cataluña y Galicia. Los dos primeros acuerdos salieron según lo previsto. El franquismo permaneció en judicatura, policía, ejercito y alto funcionariado. Las elites económicas serían las grandes beneficiarias de privatizaciones de empresas estratégicas. La tercera no, Andalucía se cruzó en el camino gracias a la irrupción poderosa del andalucismo político de la mano del Partido Socialista de Andalucía que reclamó “poder andaluz”.

Estos días, mientras Feijóo fracasa, y en su partido muchos esperan el momento para devolverlo a su tierra envuelto en papel prensa madrileño, El PNV y el sanchismo, por mediación subalterna de Sumar, trabajan para convencer a Junts de que es preciso firmar un acuerdo de amparo a las elites vasca y catalana, ley de amnistía mediante. Puigdemont está fuertemente presionado por el empresariado catalán para que llegue a un acuerdo; María Jesús Montero, ministra de Hacienda y portavoz del PSOE, pone sobre la mesa la billetera del estado.

Un acuerdo así, excluyente del feminismo, la ecología y las demandas de equidad de otros territorios, principalmente el andaluz, fortalecerá el ariete reaccionario formado por la aleación de PP, Vox y Felipe VI. Un acuerdo así busca un nuevo reparto entre elites de las plusvalías del trabajo, ambientales y de las tareas de reproducción social de las mujeres. El acuerdo histórico que propone Puigdemont o la convención constitucional que propone el lehendakari Íñigo Urkullu, apuntan a unos nuevos Pactos de la Moncloa. Unos ganan, la mayoría pierde.

Para avanzar en un pacto con potencial republicano es preciso pensar un acuerdo entre pueblos, es preciso pensar en términos de plurinacionalidad plurilateral, no solo en términos de concesiones a Cataluña y Euskadi, con Madrid extrayendo capital de territorios colonizados como el andaluz. En ese acuerdo es determinante el pueblo andaluz para que la derecha no lo use como obstáculo a las legítimas demandas de soberanía de otros pueblos.

Tal vez la izquierda de estado y las independentistas y soberanistas, vasca, catalana y gallega pudiesen explorar, como hacen por la derecha PNV y Junts con el sanchismo, la posibilidad de una alianza estratégica plurinacional republicana para que un nuevo acuerdo histórico tenga en cuenta las desigualdades de clase y las territoriales, la defensa del feminismo y del ecologismo. Así el bloque reaccionario, formado por PP, Vox y Felipe VI, con la ayuda de medios de comunicación, judicatura y estado profundo franquista, al que se suman las comunidades gobernadas por PP y Vox, tendría más difícil torcer el pulso al imprescindible avance democrático plurinacional.

martes, 5 de septiembre de 2023

Andalucía es nación en la España plurinacional


Carta abierta al lehendakari Íñigo Urkullu


Señor Urkullu, con Andalucía, todo. Sin Andalucía, nada. Su artículo del pasado 31 de agosto en El País tiene el mérito de abrir el interesante proceso para un acuerdo territorial de largo alcance. Las propuestas del PNV son inteligentes, oportunas y de gran calado para el avance y la profundización democrática.


No obstante, nuestra crítica constructiva a la propuesta de Urkullu es dura y muy relevante para los intereses del pueblo andaluz. El lehendakari Urkullu sugiere explorar “un nuevo pacto utilizando la vía de la ´actualización de los derechos históricos`, tal y como establece la disposición adicional primera de la Constitución”. 


Para el pueblo cultural y político andaluz, para nuestra institucionalidad política, el argumento de los derechos históricos no puede ser válido con la exclusión de Andalucía. La condición de nacionalidad histórica fue conquistada desde las calles el 4 de diciembre de 1977 y, en las urnas, el 28 de febrero de 1980, algo que no se le pidió a Galicia, Cataluña y Euskadi. Aquel referéndum del 28-F imponía condiciones muchísimo más duras que las exigidas a Quebec o Escocia en sus respectivos referéndums de independencia.


La línea de exclusión de Andalucía en la propuesta de Urkullu es dolorosamente expresa, aunque no explícita. El lehendakari otorga para su propuesta la condición de nacionalidades históricas exclusivamente a aquéllas reconocidas en la II República: Galicia, Cataluña y la propia Euskadi. Excluye u olvida que la nacionalidad histórica andaluza iba a ser reconocida en septiembre de 1936. Urkullu admite así el dictado del fascismo franquista para dejar a Andalucía fuera de su propuesta “neoconstituyente”.


Las nacionalidades otorgadas no pueden estar por encima de aquella que conquistó la misma condición política en las calles y en las urnas. Nos sorprende que el lehendakari apele a viejos fueros otorgados por los reyes de Castilla y a exclusiones impuestas por el franquismo. Pedir un avance soberanista en base a históricos servicios prestados a la monarquía es una legitimación de un régimen que deberíamos superar abriendo una vía republicana.


Añadimos que la “convención constitucional” que propone Urkullu ya tuvo un mal precedente en los llamados padres de la Constitución, que pretendieron relegar a Andalucía a autonomía de segunda categoría. La actual realidad del Estado de las Autonomías no es la que configura el Título VIII de la CE, sino el fruto del acuerdo de los partidos para frenar el impacto de Andalucía tras el 28-F de 1980 en el mapa autonómico, que pasó por amputar su Estatuto. También se aprobó la LOAPA (Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico) que generalizó las instituciones a los diversos trozos en los que se dividió Castilla, provincias diversas y ciudades autónomas para rebajar el calado de una España con 4 nacionalidades que hubieran sumado la mitad de su población. El origen andaluz de la mutación constitucional de 1981, con Manuel Clavero Arévalo como oficiante del café para todos, obliga a Andalucía a estar dentro de cualquier nueva propuesta de avance plurinacional para garantizar su buen fin e impedir su tergiversación posterior.


Al PNV le interesa la profundización democrática en España, cierto que para remover los obstáculos para sus demandas soberanistas, pero no menos cierto que para reformar un estado federal/confederal, cuya unidad no va a poner en cuestión en el contexto geopolítico global y europeo que vivimos, a cuyo modelo territorial le crujen los pilares y las vigas maestras, debido a la continua y persistente deriva centralista y centralizadora, bajo las interpretaciones restrictivas de la CE, en particular de su título VIII, tanto por los dos partidos de régimen, PSOE y PP, como por las altos tribunales judiciales y el propio Tribunal Constitucional.


El Partido Nacionalista Vasco ha puesto sobre la mesa elementos de negociación para decidir su voto en la posible investidura para esta XV legislatura que apuntan con decisión hacia la profundización y la transparencia democrática. Utilizará su fuerza parlamentaria para que la judicatura española pueda investigar crímenes de genocidio y de lesa humanidad, modificar la ley de secretos oficiales para disminuir el tiempo de ocultación de determinadas acciones de Estado, acabar con la inviolabilidad del Rey cuando ejerza como jefe del Estado de acuerdo con la CE, eliminar el recurso previo de inconstitucionalidad contra los estatutos de autonomía y el carácter ejecutivo de las sentencias de su tribunal de Garantías, y modificar las normas que regulan el CNI para evitar casos de espionaje político como el Pegasus.


Reconocemos como legítima la aspiración a la negociación bilateral efectiva de las naciones de la España plurinacional con el Estado. Sin embargo, la bilateralidad en un estado plurinacional alberga una contradicción en su seno, pues si se reconoce que hay un estado llamado España, que contiene pueblos con aspiración a tener su propio estado, cualquier punto de acuerdo bilateral afecta a las otras bilateralidades. Es indiscutible que las comunidades con reconocimiento constitucional de sus derechos forales, Euskadi y Navarra, con sus exclusivos conciertos económicos, son las que tienen mejores indicadores sociales y económicos. Consiguientemente, cualquier negociación para avanzar requiere imprescindiblemente de la plurilateralidad, en la que Andalucía, el pueblo andaluz, deviene imprescindible por sí y por el resultado óptimo.


Andalucía no puede, no se va a dejar, seguir siendo la pagafantas de los acuerdos bilaterales financieros, fiscales, de reindustrialización o de cualquier otro tipo entre clases dominantes de los distintos territorios. Y no lo va a ser porque amparan y crean las condiciones para la desigualdad territorial y de clase. Andalucía no lo va a permitir.


Los datos en este sentido son tozudos. La desigualdad es el resultado del dominio político y económico centralista, principalmente de raíz madrileña, que mantiene, conserva y hace crecer las causas estructurales del sometimiento de Andalucía. Andalucía y Democracia lo ha expuesto en textos colectivos anteriores que se pueden encontrar en este enlace https://andaluciaydemocracia.blogspot.com, y explícitamente en un reciente texto con el título 28F de 2023, Andalucía colonia interior, que proponemos releer. Los datos demuestran que, independientemente de las mejoras objetivas en la calidad de vida en Andalucía desde la transición hasta la actualidad, como en el resto de autonomías, la desigualdad comparada con el resto de territorios ha aumentado.


Advertimos que sin Andalucía no será posible dar naturaleza constitucional al estado plurinacional. Andalucía es el pueblo cultural e histórico que tiene más necesidad de soberanía. Por población y tamaño, Andalucía podría ser la décimo sexta nación de la Unión Europea. El funcionamiento de Andalucía como colonia interior de otros territorios de España, fundamentalmente Madrid, se manifiesta en la economía extractiva a la que nos ha condenado la evolución centralista del modelo bipartidista surgido de la CE del 1978. 


El extractivismo colonial se manifiesta en el frente ambiental, que relega a Andalucía al papel de almacén de residuos, minería e industria contaminante, al turismo intensivo en manos de operadores ajenos a nuestra tierra, a la ocupación del territorio para el urbanismo de segundas residencias, a la destrucción y gentrificación de los núcleos urbanos e históricos y a la agricultura antiecológica. Todo ello con el consiguiente expolio de recursos hídricos, escasísimos en tiempos de cambio climático con consecuencias catastróficas claras.


Pero no solo. El extractivismo colonial se manifiesta también en la ausencia de sedes sociales de grandes empresas, en la emigración permanente de mano de obra cualificada (capital humano) produciendo en las familias duras fracturas emocionales. Se manifiesta en la práctica entrega de la banca andaluza y sus cajas de ahorros a entidades que tienen sus sedes sociales fuera de Andalucía. Hay un sangrante extractivismo cultural que nos expolia la identidad para usarla como símbolo de España ante el mundo (el flamenco a la cabeza), despreciando internamente los acentos y las raíces mestizas del territorio (Al-Andalus) en que se dio el primer renacimiento europeo. 


Todo ello agravado en los últimos años por el contexto europeo de dominio neoliberal y por las posiciones belicistas en la Unión Europea y de los partidos del régimen, PP y PSOE. En coherencia con lo que ocurre con otros pueblos colonizados, nuestra condición de subalternidad da argumentos a las posiciones centralistas o “bilateralistas” para acusar a Andalucía de comunidad subvencionada y receptora de miserables subsidios para la supervivencia de las clases más desfavorecidas.


En esta legislatura se va a hacer visible la confrontación política entre dos bloques. Uno reaccionario de raíz franquista formado por el Partido Popular y Vox, bajo el amparo del rey Felipe VI. Lo hemos visto al señalar al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, como primer candidato a la investidura tras las elecciones generales del 23 de julio. El bloque reaccionario se autodenomina constitucionalista, aunque son centralistas y monárquicos. El bloque democrático vendría a estar formado por los que defienden la plurinacionalidad del Estado y se sitúan en el campo feminista y de los derechos sociales y ambientales. El PSOE no tiene más remedio que situarse en el bloque progresista. No obstante, como en la legislatura anterior, lo hará agarrado al freno de mano.


Ante todo lo anterior, aventuramos que un pacto para la “actualización de los derechos históricos” que excluya a Andalucía provocará una reacción emocional contraria y activará el sentimiento andalucista. Sentimiento sometido en las últimas décadas gracias a la ingestión de somníferos administrados por el PP y el PSOE. El bloque reaccionario utilizará a Andalucía -ya lo está haciendo- para una supuesta “defensa de la igualdad entre todos los españoles”. En realidad, lo que busca es obstruir cualquier proceso legítimo de emancipación territorial, aunque sea a costa de  enfrentarnos -como hicieron con el “a por ellos”- a pueblos que legítimamente demandan soberanía.


Aviso para navegantes: sin el pueblo andaluz no será posible el proceso de “neoconstitucionalización” demandado por Urkullu. Sólo será viable con Andalucía y bajo la premisa de una plurinacionalidad que beneficie a todos los pueblos de España, se sientan nación o no. El pueblo andaluz no va a consentir quedar relegado a segunda categoría. Por eso es clave que Urkullu y todos los que le acompañen se abran a reconocer que, por derecho propio, Andalucía es una nación en la España plurinacional. Como la que más.


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Mario Ortega Rodríguez, presidente de la asociación Andalucía y Democracia; Pilar Cuevas López, vicepresidenta; Salvador Soler García, secretario, abogado Stop Desahucios y derechos humanos; Antonia Agudo González, abogada; Iván Casero Montes, ingeniero y agroecólogo; Adelina Sánchez Espinosa, profesora Universidad de Granada, coordinadora Erasmus Mundus Estudios de Género; Rubén Pérez Trujillano, jurista profesor de la UGR; Carmen Reina López, arquitecta; José Bejarano López, periodista, vicepresidente de la Asociación de la Prensa de Sevilla; Elisa Cabrerizo Medina, médica forense del comité investigación restos Valle de los Caídos; Manuel Machuca González, escritor y farmacéutico; Blanca Parrilla Muñoz, maestra y antropóloga; Francisco Garrido Peña, profesor de la Universidad de Jaén; Marcos García Mariscal, abogado laboralista, Manuel Rodríguez Alcázar, técnico municipal; Francisco Calvo Miralles, ingeniero industrial; Juan Manuel Sanz Marín, empresario; José Luis de Villar Iglesias, doctor en Historia y profesor de Derecho de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla; Raúl Solís Galván, periodista.

lunes, 31 de julio de 2023

Sumar no suma, Podemos vive

 Yolanda Díaz, la candidata de Sumar.

Los números electorales son datos que hay que interpretar en función de la historia, los contextos, los acontecimientos y las expectativas. Comparar los resultados de Sumar con los de Unidas Podemos solo puede hacerse reconociendo el valor de las contingencias. Otra cosa sería comulgar con aquello que en 'Amanece que no es poco' decían los lugareños a su alcalde “alcalde todos somos contingentes, pero tú eres necesario”. Sumar no era imprescindible, la unidad de la izquierda existía, se llamaba Unidas Podemos. 

Sumar es la construcción política de un proyecto electoral pensado por Yolanda Díaz, el PCE y la antigua ICV (ahora Los Comunes). La dimisión de Pablo Iglesias de la Secretaría General de Podemos, provocó de urgencia que designara a una de las figuras con mejor imagen del espacio electoral de cambio, la ministra de trabajo Yolanda Díaz, después vicepresidenta segunda del gobierno en sustitución del propio Pablo Iglesias, para liderar el espacio de unidad con el objetivo de hacerlo crecer. Iglesias había dicho: “ya no sumo, me han convertido en un chivo expiatorio.” La misión de Díaz era de ampliar el espacio electoral, no reducirlo.

Bajo la búsqueda obsesiva de una nueva unidad vestida de proceso de escucha y construcción programática participada, estaba una nueva apuesta estratégica basada en la aproximación a las posiciones del PSOE, para lo cual era precisa la sustitución del peso de Podemos por los pesos futuribles de IU, Compromís y Más Madrid, fuerzas políticas que pensaron en momentos críticos con mucho presíng mediático, dejar pasar a Pedro Sánchez para que gobernase en solitario (incluso con Ciudadanos). Se trataba de reducir la voz reivindicativa de impugnación de los acuerdos del régimen del 78, para evitar los ataques mediáticos indiscriminados y, así, hacer crecer el espacio de representación de la izquierda. Lo que ocurre es que esa estrategia está indefectiblemente subordinada a la aceptación de los límites del PSOE y no a la acción para el logro de políticas de izquierda, ecologistas, feministas y plurinacionales.

La alianza táctica/estratégica de Yolanda Díaz con el PCE, la antigua ICV, Más Madrid y Compromís ha logrado el objetivo estructural que podríamos resumir en un “quítate tú para ponerme yo”. El motor Podemos vive en boxes. Los éxitos de Sumar están por ver. Lo cierto es que aún en un contexto mediático de alabanza hacia su lideresa, al contrario que los contextos en los que se ha movido siempre Podemos, ha perdido 700.000 votos respecto de Unidas Podemos, Compromís y Más Madrid en noviembre de 2019. La comparación con el 28M de este mismo 2023 es tan retorcida como irrisoria. Mientras se intentaba forzar a Podemos a entrar sin condiciones en la coalición de Sumar el baile de encuestas le otorgaban en ocasiones hasta 50 diputados. La propia encuesta del CIS, cuyo presidente el Sr. Tezanos presume de ser quien más se ha aproximado a los resultados del 23J, en plena campaña electoral otorgaba a Sumar entre 43 y 50 escaños. Han sido 31. Es obvio que Sumar no ha sumado, ni para el objetivo que estaba llamada a cumplir su líder, ni sobre las expectativas que le auguraban sus propios pronósticos y las encuestas.

Que el resultado electoral arroje un empate a 171 entre el bloque de izquierdas y el bloque de ultraderecha, se debe a acontecimientos emergentes cuando la cosa estaba perdida: El candidato del PP emponzoñando el debate cara a cara con Sánchez, la periodista Silvia Intxaurrondo enfrentándose a Feijóo por la mentira de la subida de las pensiones con el IPC, Zapatero entrando a lo podemita en campaña, valorando la figura de Irene Montero y los logros del hasta ese momento ignorado gobierno de coalición, y, por último, lo más importante, el gran error de Alberto Núñez Feijóo de no acudir por cobardía al debate a cuatro en TVE dejando su representación en manos del líder de Vox, Santiago Abascal. Esos acontecimientos lograron in extremis activar el voto de la izquierda, frenar el trasvase de votos del PSOE al PP y acumular voto útil sobre Sánchez a la vista del parecido con Díaz.

España puede ir hacia una repetición electoral o hacia un gobierno de coalición cuya base parlamentaria sea democrática y plurinacional. PNV y Junts, caso de que Sánchez sea investido, condicionarán por la derecha las políticas del gobierno. Podemos vive, así que mientras eso ocurra la agenda de profundización democrática plurinacional en la que pueden coincidir tantos las derechas nacionalistas como las izquierdas soberanistas tendrá voz en la izquierda.

Haría bien Yolanda Díaz en lograr un acuerdo previo de Sumar con Podemos antes de afrontar la negociación con el PSOE y con el resto de partidos que habrán de investir a Pedro Sánchez. Un acuerdo que no puede ser más que un acuerdo estratégico para esta legislatura que cuente con la autonomía política del motor ideológico y con la necesidad de una alianza republicana con las fuerzas soberanistas de izquierdas de las distintas realidades plurinacionales del estado. Un acuerdo con Podemos que debe priorizar y no relegar al último momento como ha venido haciendo hasta ahora, sin vetos a Irene Montero ni ninguno de sus liderazgos. Si esto no se hace así la coalición de fuerzas progresistas llamada Sumar estará anunciando su propio fracaso.

domingo, 25 de junio de 2023

Si eres buena persona, votar izquierda es imperativo categórico

 ¿Bien o mal? ¿Derecha o izquierda?

Sumar es ir a votar izquierda el próximo 23 de julio. Con más ganas si hay posibilidad de salida de alguna representación de Podemos. No solo para que no gobierne la extrema derecha, sobre todo para consolidar los avances en derechos y mantener viva una agenda democrática. Nos falta derogar la ley mordaza, renovar el CGPJ para sacarlo de las garras ultraderechistas, hacer que RTVE sea veraz sin que juegue a la farsa. Nos faltan políticas sociales, feministas y ecologistas. Nos falta educación y sanidad pública. Nos falta erradicar la cultura mediática, judicial e institucional de la corrupción. Nos falta internalizar la plurinacionalidad del estado.

El PSOE nunca quiso el gobierno de coalición. Tras el 15M de 2011 entregó al PP la reforma del artículo 135 de la CE por orden de Obama y Merkel. Así puso por delante el instinto depredador de la banca. La docilidad del PSOE con el FMI, el BCE y la CE, troika, preparó el triunfo del PP con más de once millones de votos. Llegaron tiempos de suicidios, paro y pobreza. En 2014, tras la irrupción de Podemos, con la maquinaria judicial de los desahucios a tope, el paro desatado y millones de familias cabalgando el hambre y la precariedad, la ley mordaza, la reforma laboral sanguinaria en pleno vigor y las pensiones miserables, el PSOE regaló por dos veces al partido de M. Rajoy en los papeles de Bárcenas el gobierno de España, en diciembre de 2015 y tras la repetición electoral de 2016, aunque podía gobernar con Podemos.

La sentencia condenatoria de la Gürtel hizo que Pedro Sánchez llegara al gobierno de España en junio de 2018 con una moción de censura en la que no creía. Pablo Iglesias le sumó los escaños de Unidas Podemos y los de los nacionalismos vasco y catalán. Hicieron falta dos elecciones más, abril de 2019, veto mediante a Pablo Iglesias alegando insomnio, y noviembre del mismo año, con la irrupción de Vox, para que Sánchez se viese obligado a gobernar con Unidas Podemos.

Esta ha sido una legislatura muy complicada, pandemia y guerra de Ucrania. Se han producido multitud de avances en derechos sociales, feministas, laborales y de los animales, a fuerza de Podemos y con la resistencia del PSOE. La presencia de Unidas Podemos en el gobierno ha obligado al PSOE a proteger a las mayorías sociales. Pero acaba la legislatura con un Pedro Sánchez otanista que entrega el discurso de la igualdad y el feminismo a la ultraderecha, que elude lucir la utilidad del gobierno de coalición, y que, tras dar cancha a Yolanda Díaz para que achique a Podemos, llama al voto útil para laminar el voto por su izquierda.

Termina la legislatura con Pedro Sánchez traicionando lo más ideológico del legado de su gobierno: igualdad y derechos sociales. Así alimenta a la ultraderecha que tapa con la bandera de España y el antifeminismo sus intenciones de regreso a un país sin libertades, un país donde la protección sea exclusiva para la economía rentista y el capitalismo financiero improductivo. Por eso, en este momento, votar izquierda, más si Podemos puede salir, aunque sea bajo el nombre de Sumar, es para las buenas personas un imperativo categórico.

sábado, 10 de junio de 2023

Valentía, inteligencia, democracia y generosidad

Ione Belarra, secretaria general de Podemos, junto a Echenique.

Si hacemos memoria desde que en 2014 irrumpió Podemos en el escenario político, de lo difícil que ha sido llegar al gobierno, de las veces que miles de personas han votado internamente para tomar decisiones relevantes, de los montones de veces que sus líderes han salido a apoyar a campo abierto a aliadas y aliados de otros partidos,  o de otras corrientes internas, que estaban siendo vilipendiados y perseguidos, sin ser correspondidos a la inversa, si repasamos el catálogo de disidencias que podrían haber tenido la paciencia para gestionarlas internamente; si recordamos los momentos en que quienes hubiesen dejado pasar al PSOE con Ciudadanos, o quienes se negaban a entrar en un gobierno con el PSOE, han sido utilizados por enemigos políticos de gran tamaño, no podemos más que alegrarnos de lo logrado por Podemos.

Si tuviese que adjetivar las virtudes de Podemos, serían la valentía, la inteligencia, la democracia y la generosidad. Hace falta mucha valentía y mucha inteligencia para avanzar cercados por el odio, acosados por el poder judicial, tiroteados por mercenarios periodísticos, y con toda la estructura del poder heredero del franquismo en contra. Hace falta mucha convicción de democrática para llevar a consulta a las personas inscritas tanto para la elección de modelos y cargos como para  la definición de estratégicas o toma de decisiones relevantes, yo no la había visto nunca. Hace falta mucha generosidad para que quienes vencían en los procesos internos no liquidaran a los perdedores. Basta recordar la salida para Madrid que se le dio a Errejón o la capacidad de liderazgo que mantuvo en Andalucía Teresa Rodríguez, a pesar de estar en contra de entrar al gobierno. Nunca se les señaló la puerta de salida, se fueron.

Esas virtudes políticas dignifican a Podemos al acordar con Sumar un pacto electoral para el 23 de julio. Un pacto en el que no es posible olvidar el veto a Irene Montero, la desaparición de las listas de Rafa Mayoral y Pablo Echenique, el boicot planteado por Compromís en la Comunitat Valenciana, o la relegación a puestos de segunda en Madrid o Barcelona de mujeres tan relevantes como Ione Belarra o Lilith Vestringe.

Valentía, inteligencia, democracia y generosidad para intentar reeditar un nuevo gobierno de coalición que impida que la ultraderecha gobierne retrocediendo en todo lo conseguido. Para no lanzar las naves del partido, con las más de cincuenta mil personas que votaron apoyando la decisión que tomase el consejo de coordinación, contra los acantilados. Valentía, inteligencia, democracia y generosidad para poner por delante los intereses de las mayorías sociales a los intereses personales, para seguir pensando un proyecto republicano, plurinacional y feminista, agarrado a la territorialidad, no subalterno de los límites que el PSOE marca a los avances democráticos. Valentía, inteligencia, democracia y generosidad para limitar el daño contra el movimiento político de izquierdas más determinante que tiene España.

Lo dicho, más vale un mal acuerdo que una buena guerra.

jueves, 25 de mayo de 2023

Qué es el voto útil en Andalucía

El voto útil en Andalucía.

Todo voto aspira a ser voto útil. La abstención es una moneda con dos caras, la de la ignorancia y la del desencanto. Entre el “todos van a lo suyo” y el “votar no sirve para nada”, hay un espacio neuronal ideológico, alimentado por los medios de comunicación, que busca que quien más necesita a la izquierda ni siquiera vote. Así se contiene el voto progresista en los barrios más desfavorecidos.

Cuando se decide votar se quiere que el voto sirva. El votante progresista andaluz tiene que hacer un poco de memoria para situar en una flecha histórica el grado de utilidad de sus opciones de voto. La estrategia discursiva de la derecha busca anular la memoria. El anticatalanismo, el uso fantasmal de ETA, o el señalamiento de falsos enemigos como la inmigración, la ocupación de viviendas o el señalamiento de las mujeres con el calificativo de feminazis, promocionan el alzhéimer político.

Para decidir la utilidad del voto en estas municipales es precisa la memoria reciente. Recordar lo conseguido en el primer Gobierno de coalición de la democracia. Desde la subida del SMI y las pensiones hasta los derechos feministas, desde la forma de afrontar la pandemia hasta la recuperación de derechos laborales, desde la ley contra los falsos autónomos hasta la de vivienda, desde el Ingreso Mínimo Vital hasta la ley de familias, desde la ley de eutanasia hasta la de los derechos de los animales, suma y sigue. Logros conseguidos con un esfuerzo político casi sobrehumano, forzando al PSOE para que avance y soportando la violencia política de la derecha feroz.

Un gobierno de España al que se llega manteniendo la determinación frente a opiniones de grupos aliados que quisieron en distintos momentos dejar pasar al PSOE con Ciudadanos o en solitario, y de otros grupos cercanos que defendieron que gobernar con el el PSOE era mancharse de sus traiciones y de sus connivencias con la derecha económica. Difícil comprender que en la izquierda no se tenga voluntad de poder, a la espera de un momento electoral insurgente que ni se intuye lejano. Es necesario que esa indolencia para querer poder real en los gobiernos, que en Andalucía luce intenso andalucismo ideológico, cuando hasta Bildu o ERC están participando de la dirección de estado cooperando con Podemos, recomponga su posición en un momento histórico mundial crítico.

Podemos, con sus aciertos y sus errores, algunos producto de la generosidad política desde la que nace, ha demostrado que entrar en los gobiernos es condición de posibilidad para que muchas cosas cambien. Es la razón por la que sigue siendo el principal enemigo de la derecha y el principal adversario político del PSOE. Querer convertir el espacio electoral progresista en un espacio que demande avances de profundización democrática, que sea intensamente feminista o que trabaje por un proyecto de estado plurinacional, es una ambición revolucionaria que la Andalucía considerada por la derecha y el PSOE territorio colonial debería usar como palanca para rompa la situación de desigualdad estructural en la que se encuentra.


martes, 9 de mayo de 2023

Podemos, RTVE y el tonto de la vereda

 Ione Belarra e Irene Montero, de Podemos, se abrazan, solas, tras la reforma de la Ley del solo sí es sí.

La radio televisión pública española se comporta como el tonto del refrán de la vereda, se acaba la vereda y sigue el tonto.

Pedro Sánchez entregó RTVE a la derecha por dos motivos. El primero, el compromiso incumplido del PP de que a cambio del control de la línea editorial, se llegaría un acuerdo para la renovación del ultracaducado Consejo General del Poder Judicial. El segundo, reducir el campo mediático de la izquierda a la zona domesticada. Así, los logros gubernamentales del podemismo quedarían invisibilizados. Si se alientan los marcos progresistas el espacio para maniobras de izquierda falsaria se reduce.

La operación matar a Podemos es una operación de régimen. Desde 2014 es una operación burda, pero van con ello. El triángulo cloacas del estado, grandes grupos mediáticos y judicatura ultraderechista ha funcionado con tesón implacable. Ese triángulo no ha sido criticado por el PSOE y, lo que es más dolorosos, ha tenido la cooperación fáctica de traiciones y deslealtades nacidas o reverdecidas en el espacio del podemismo. Todo el mundo sabe a lo que me refiero.

Que la derecha quiera matar un partido capaz de recoger la repolitización progresista que supuso el “no nos representan” y el “no somos mercancía en manos de banqueros”, naturalizar el feminismo como primer frente de acción contra la desigualdad material y reconocer la plurinacionalidad del estado como clave para avanzar en un proyecto de profundización democrática, para llevar todo ello al gobierno de España, es normal, le va en ello el estado centralista monárquico. Que el PSOE quiera reducirlo cenizas porque forma parte del reparto del 78 también.

No es normal que operadores que han crecido gracias al empuje estratégico de la frescura y determinación de Podemos, piensen que podrán sostenerse en el tiempo si trabajan un proyecto de suplantación del PSOE en lugar de un proyecto estratégico de sustitución. Si Podemos desapareciese, cobraría fuerza en la izquierda la opción de integrarse en el PSOE en virtud de la advertencia de ¡qué viene la ultraderecha!

Lo que dicen las encuestas, aunque estén hechas para que digan lo contrario, es que sin Podemos el PSOE no gobierna y que Sumar sin Podemos no suma. La reciente operación matar a Podemos se trabajó alimentado la ilusión óptica de Sumar y situando todas las cañoneras contra Ione belarra e Irene Montero. No solo no ha conseguido debilitarlo, si no que ha cohesionado el espacio.

Se ha revelado, como vienen advirtiendo desde posiciones democráticas analistas como Enric Juliana e Iván redondo en La Vanguardia, y desde posiciones muy de derechas analistas como José Antonio Zarzalejos en El Confidencial, que no se puede matar a Podemos. Esos mismos análisis indican que sacar a Podemos del espacio de unidad de la izquierda implica la no reedición del gobierno de coalición.

En ese vivo sin vivir en mí, depreciar a Podemos o tolerarlo, están el PSOE y Sumar. Los indicios apuntan a que ya están corrigiendo sus posiciones maximalistas. Buscaran la llamada unidad de la izquierda a la izquierda del PSOE intentando reducir el espació de representación de la estrategia podemita. Tratarán de que el feminismo de clase, la determinación “ruidosa” en pro de la justicia social y la cooperación en la dirección de estado con Bildu y ERC, queden reducidas a lo testimonial.

El podemismo ha de ser cauto, como se ha comprobado desde 2014 la generosidad ha manifestado sus límites en la traición y la deslealtad. Convendría que se saliera de la edad de la inocencia. No se ha llegado hasta aquí para entregar la cabeza de la izquierda transformadora plurinacional a un nuevo bipartidismo imperfecto.

Mientras Pedro Sánchez y Yolanda Díaz recitan a Santa Teresa de Jesús, RTVE sigue como el tonto de la vereda, se acabó la verdeda para matar a Podemos pero el tonto sigue.

lunes, 8 de mayo de 2023

Elecciones municipales y Vega de Granada

 Elecciones municipales y Vega de Granada.

Desde el punto de vista de la química atmosférica y el microclima, el papel de la vega de Granada como espacio que contribuye a la mejora de la calidad del aire y el confort higrotérmico de las poblaciones del entorno es una realidad científica. Su contribución a la humidificación ambiental por la evapotranspiración vegetal, a la ventilación por convección natural del aire contaminado, y a la disminución de las máximas de temperatura veraniegas son factores reducen las necesidades de refrigeración artificial. Esto es ahora determinante si añadimos a las causas del aumento de la demanda energética -invernal y veraniega- unos diseños constructivos en las edificaciones y un urbanismo especulativo, que no han tenido en cuenta criterios bioclimáticos modernos ni de arquitectura vernácula.

La conservación de la Vega de Granada como espacio agrario es fundamental para frenar la factura energética, limpiar la atmósfera, y limitar las enfermedades cardiovasculares y respiratorias. Si añadimos a esto los efectos que el cambio de modelo agrario hacia la agricultura ecológica tendría sobre la disminución de las necesidades de insumos energéticos, la reducción de las necesidades de transporte, y el aumento del efecto de sumidero de CO2, la vega de Granada con sus más de 15.000 hectáreas se convertiría en el principal contribuyente de la economía agraria en la provincia de Granada.

Necesitamos proteger la vega y activarla económicamente. Territorio, ayudas para la reconversión ecológica, industria agroalimentaria artesanal, marca de calidad, fiscalidad ecológica y pago a los agricultores por los servicios ambientales, reconocimiento y activación de su patrimonio cultural, ordenación de los recursos turísticos, gestión integral del agua y los residuos, movilidad sostenible, organismo gerencial integrado, son objetivos que marcarían el inicio de una nueva etapa.

Estamos cansados de oír voces que dicen querer proteger la vega, pero cuando gobiernan no toman las decisiones oportunas para ello. Quienes han gobernado o cogobernado los pueblos metropolitanos de Granada y la diputación nunca se han tomado en serio la protección y dinamización de la vega más allá del discurso, el titular y las cuatro palabritas finas.

El pasado sábado se presentaron en Albolote 23 candidaturas municipales de Podemos Andalucía - Alianza Verde en la provincia de Granada. Las gentes de Granada capital y de casi toda el área metropolitana tiene la oportunidad de optar por propuestas políticas que quieren gobernar y que cuando gobierna cumplen y exigen el cumplimento de lo que pactan. Para esas candidaturas podemitas la vega de Granada es una prioridad. En tiempos en los que vivimos gravemente los efectos del cambio climático sobre la vida y la economía, la sequía y las altas temperaturas deberíamos tenerlo en cuenta seriamente.


viernes, 28 de abril de 2023

¡Ojú, Juanma, qué caló!

 Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, en una imagen reciente.

Si en el norte hace calor, imaginaos en el sur. Abril aguas mil ya es una quimera. No vivimos un episodio anormal, una ola de calor, vivimos la normalidad del calentamiento global. El clima ha cambiado. Venid al sur, sentaos en una de esas llanuras de granito bajo las cuales hay un aparcamiento subterráneo. Luego levantaos con la cabeza y el culo achicharao, a ver si sois capaces de decir que el cambio climático es una invención de los ecologistas para joder la vida  de la gente.

No es tiempo para la precaución ni para la prevención, solo nos queda curar el clima y aplicar paliativos a la naturaleza, el campo y las ciudades. La precaución es la acción que evita un mal aunque no se tiene certeza de que vaya a ocurrir. La prevención impide un mal del que se tiene certeza que vendrá. Los cuidados y la cura son para cuando la enfermedad presenta síntomas y efectos manifiestos, ahí estamos

El clima ha cambiado, lo que vivimos no es un fenómeno meteorológico, es un nuevo estado de naturaleza. Resulta imprescindible la acción institucional, ley y norma. No basta la educación ambiental ni la voluntad individual para paliar los males de la principal enfermedad provocada por un modelo económico antropocéntrico. La enfermedad climática induce enfermedades antihumanitarias, no es ni será menor el incremento de los flujos migratorios huyendo del hambre.

La ecología política no se ha cansado, con escaso éxito en el sur de Europa y con éxito degenerativo en el norte (memoria de verdes alemanes), de decir que es más caro afrontar los efectos del calentamiento global, que intervenir para limitar las emisiones de CO2. Las advertencias de la ciencia chocan con el interés del capital y la ignorancia que promueve a través de los grandes medios de comunicación. El muro de contención de la verdad científica se desmorona estos días a fuerza de calor y sed. ¡Ojú, Juanma, qué caló!

Andalucía se abrasa con Moreno Bonilla encastillado en los frutos rojos regados con el agua ilegal de Doñana. El Partido Popular acusa al ministerio para la Transición Ecológica de mentiroso y a la Unión Europea de partidista, mientras el presidente andaluz envuelve su maletín de comercial de la engañifa en la bandera de Andalucía. En política es importante elegir los tiempos, hasta en eso son brutos estos señores de la derecha andaluza.

La inercia del gobierno andaluz, cuyo modelo colonial hereda del PSOE, insiste en el turismo, la minería, la agricultura intensiva, la construcción y la externalización de todo servicio público, para poner Andalucía al servicio extractivo de capital foráneo. Moreno Bonilla desprotege la condición de posibilidad de la vida en Andalucía, que es la condición de posibilidad de una economía sana. Peor que la ignorancia es el interés de unos pocos capaces de acabar con lo común.

Con temperaturas en abril catorce grados superiores a la media histórica, sin lluvias, la agricultura tiene sed de ayudas, los sistemas de salud se resienten con el incremento de las patologías respiratorias y cardiovasculares, las aulas son hornos, el trabajo en la calle, mortal. Cuidar y curar ya es prevenir.

El campo necesita a la agroecología, la industria el cierre de ciclos y la desmaterialización, las edificaciones y las ciudades el bioclimatismo, la movilidad la descarbonización. El modelo energético las renovables, con empresas públicas, sin concentración y antioligopolios. El calor nos mata, no cabe mirar para otro lado, urge invertir en vida antes de que nos abrasen el interés y la ignorancia. La naturaleza no tiene fronteras, tiene límites para la vida y la economía. Los vemos. ¿Los ves Juanma? ¡Ojú, la caló!

lunes, 24 de abril de 2023

Contra las peonadas para acceder al subsidio agrario

 Jornalero descansando sobre una caja llena de boniatos tras una peonada, probablemente para acceder al subsidio agrario..

La vida en los pueblos andaluces hace muchos años que salió de la miseria y el dominio franquista de señoritos en Land Rover. Andalucía no debe olvidar su sangre jornalera. Olvidar es morir. Al albor de la democracia, en la década de los 70 del siglo pasado, Andalucía tenía una emigración en los focos industriales españoles y europeos, de más de dos millones y medio de personas. Sangre derramada por territorios ajenos a la cultura andaluza, sangre del campo andaluz.

En los años ochenta y noventa del siglo pasado, la población andaluza se apegó al territorio gracias a tres políticas públicas que afrontaron las principales carencias del mundo rural. La implantación de la educación pública, la presencia de centros de salud en la mayoría de los núcleos urbanos por pequeños que fuesen, y los sistemas de protección de la clase jornalera mediante el subsidio agrario y el PER (Plan de Empleo Rural). No fueron regalos del cielo, fueron fruto de luchas organizadas por el sindicalismo agrario andaluz, primero el SOC (Sindicato de Obreros del Campo) y luego el SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores).

La hermosura de los pueblos andaluces se debe a políticas que fijan población al territorio. Se podía haber hecho más, sí, se podía haber limitado el daño ambiental, sí, se puede hacer bastante más, sí. Esta semana el Grupo Parlamentario Confederal de Unidas Podemos presenta en el Congreso una proposición de ley de mejora de las condiciones de trabajo y protección social de las personas trabajadoras agrarias por cuenta ajena y de los eventuales agrarios de Andalucía y Extremadura.

Sin gente el campo se abandona, crecen el escombro, la basura y los incendios. Sin gente no hay posibilidad de proteger la naturaleza o luchar contra los efectos del cambio climático. Sin vida en el campo las ciudades están en riesgo. La proposición de ley busca tres efectos. El primero, liquidar la intermediación en el mercado laboral agrario de las empresas de trabajo temporal. Estas empresas extraen plusvalías de jornales muy bajos. La segunda, incrementar la actividad inspectora para que no haya peonadas en condiciones de explotación y sin contrato.

Y la tercera, acabar con que el derecho al subsidio agrario dependa de la voluntad del empresario. Para ello, en las condiciones establecidas por la ley, tres años de residencia en un municipio y demostración legal de que se ha trabajado un mínimo de treinta jornales al menos un año antes del momento en que se está en desempleo, se elimina el tener diez peonadas cotizadas para acceder al subsidio agrario.

El subsidio agrario sin acreditar jornales supone, con esta propuesta, una renta del 50% del SMI. La propuesta de ley incrementa la cuantía del subsidio hasta el 75% del SMI si se acreditan tramos trabajados de diez en diez de jornales, lo que desincentiva el rechazo al trabajo. Además para trabajadores mayores de 52 años permite la compatibilidad con trabajo agrario remunerado. La norma permite computar como jornales las bajas laborales por enfermedad o por maternidad, embarazo o tiempo de lactancia. Busca la igualdad entre hombres y mujeres jornaleras.

Setecientas cincuenta mil personas jornaleras en Andalucía y Extremadura se beneficiarían de esta ley, una vieja reivindicación del sindicalismo agrario. El subsidio agrario actual supone menos del 4% del gasto nacional en desempleo, nada. De aprobarse el nuevo modelo, el incremento de las cotizaciones sufragaría, al disminuir el fraude empresarial, el coste añadido. Es una deuda social con el campo andaluz y extremeño, que ha sufrido y sufre extracción de capital humano, ambiental y monetario desde el centralismo político y los centros de poder económico radicados fuera de esas comunidades autónomas.

Es hora de que las y los jornaleros andaluces y extremeños, cualquiera que haya sido su lugar de nacimiento en el mundo, se liberen de quienes compran su dignidad a cambio de la firma de una peonada.

lunes, 10 de abril de 2023

Sumar, sueño o espejismo

Yolanda Díaz, en un acto de Sumar.

Si Yolanda Díaz buscase la unidad estratégica de la izquierda, hubiese trabajado desde el minuto cero por mantener unido lo preexistente, Unidas Podemos, y ampliarlo intensificando la acogida de espacios de representación ideológica, como el federalismo, el socialismo, el feminismo y la ecología política, y entablando conversaciones amistosas con partidos de implantación territorial autonómica.

Me pregunto, como Enric Juliana en Televisión Española en prime time, “¿cuál es el genio, el sagaz estratega que ha diseñado todo esto?” ¿Qué inteligencia está detrás de los planes de Sumar? ¿Quién calcula los tiempos y las fotos? ¿Cómo es posible que los partidos no importen pero se hable con 15 partidos menos con Podemos? ¿Qué induce a la vicepresidenta sergunda a decir Sumar sin Podemos no sería un fracaso? ¿Quién cree que debilitar a Podemos es útil para mantener el Gobierno de coalición en la próxima legislatura? ¿Quién ha decidido que postularse como candidata a la presidencia del Gobierno antes de las elecciones municipales y autonómicas era el momento en que empieza todo, cuando ni Más Madrid ni Compromís han facilitado pacto alguno?

Sumar sin Podemos no es nada. Hasta un demócrata que defiende los intereses de la burguesía catalana, y que por eso no está interesado en un Gobierno del PP con Vox, como Enric Juliana, lo sabe. La vieja esencia de la izquierda española es capaz de elegir ser nada antes que admitir que necesita a Podemos. Quienes batallan por reducir el espacio electoral de Podemos tiran piedras sobre su propio tejado. Acometer contra Podemos conduce a perder poder político tras las elecciones municipales y autonómicas del próximo 28 de mayo. Los socios de Sumar pueden perder las alcaldías de Barcelona y Valencia. Los auténticos debilitados serían los Comunes y Compromís. Por su parte el PSOE, que instiga la maniobra contra Podemos, podría perder cuatro de las seis diputaciones andaluzas que gobierna.

Sin embargo Podemos no tiene por qué salir debilitado. En la mayor parte de los territorios se presentan en alianza con IU, con un flotador para cambiar de barco, siendo Podemos la fuerza hegemónica, y allí donde se presenta con otras alianzas también es la fuerza hegemónica. Además, al contrario que Juliana, creo que el Gobierno del Botánic en la Comunitat Valenciana puede mantenerse, porque Podem, con Héctor Illueca al frente, compensaría la bajada de Compromís con Joan Baldoví. Lo más parecido a la frescura y potencia política de Mónica Oltra, víctima de lawfare, está en Podem. Además, en la comunidad de Madrid, si no hay vuelco, todo seguirá tal cual y si lo hay habrá Gobierno de coalición con Podemos dentro.

Visto así, es inexplicable que Yolanda Díaz desprecie a Podemos. Tal vez la inteligencia artificial nos lo explique, porque parece inexplicable. No es lo mismo perseguir un sueño que caminar hacia un espejismo. El sueño, con voluntad, puede hacerse realidad, el espejismo no existe, es una ilusión óptica provocada por la necesidad y las condiciones ambientales. Cuanto antes nos demos cuenta mejor.


sábado, 1 de abril de 2023

Sumar o jugar con fuego


La izquierda no independentista lleva dos años esperando a Yolanda. Ha llegado el momento del sí quiero, será el 2 de abril. Pero en el matrimonio polígamo, el novio principal no irá a la boda sin un acuerdo de mínimos, que incluya el compromiso de primarias abiertas a la ciudadanía. Habrá, mientras dure el Gobierno de coalición, pareja de hecho con más desgana que pasión. Se nos rompió el amor, de tanto usarlo. La unidad es un valor pero no es una obligación, no es un fin en sí mismo. Conviene saber para qué. No es lo mismo continuidad que cambio, retorno a la subalterinidad del PSOE o fuerza de profundización democrática.

Sumar está capitalizado por IU/PCE, partido que entró por supervivencia en la alianza con Podemos con poca o ninguna confianza en la estrategia de voluntad de poder frente al PSOE. El sumando Más Madrid, un tiempo inmiscible con IU, es la escisión de Podemos que quiso dejar pasar al PSOE al gobierno aunque se apoyase en Ciudadanos; el daño electoral para la izquierda en la comunidad de Madrid es conocido.

El sumando Bloc Nacionalista Valencia de Compromís, liderado por Joan Baldoví, cobró la relevancia que tiene en el País Valencia gracias al potente liderazgo popular de Mónica Oltra. Mónica, víctima del lawfare, y olvidada por el imperativo de Sumar, no está en el algoritmo. En Comun Podem, con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, al acercarse a Madrid se aleja de Cataluña; Si quitas a Podem y dejas en solitario a la vieja ICV (Iniciativa per Cataluña Vers para no iniciados en este juego de siglas), pierdes frescura y fuerza de transformación, entregas espacio a ERC por el lado nacionalista y al PSC por el lado socialista.

Tan solo con esta descripción gruesa de la realidad, sin necesidad de señalar las posiciones perfiladas, poco incisivas o sencillamente subalternas, ante las intenciones y actos del PSOE en materia de política internacional, social, feminista o política de derechos democráticos, se observa que el asunto de la unidad de la izquierda no es una cuestión de querer o no querer, de buenos y malos, como dibuja todo el arco mediático, desde la zona ultra hasta el flanco izquierdo, en una simplificación burda. 

Sobra decirlo, desde 2014 el agente que ha revolucionado la izquierda española ha sido Podemos. Podemos ha llevado a la izquierda a donde ha llegado, como escribiera Miguel Hernández, cercado por las balas, ansiado por el plomo. Sobra decirlo en esa victoria estratégica han participado, y se han beneficiado, todas las demás izquierdas, gracias a la generosidad inclusiva de Podemos. Sobra decirlo, hay una retahíla de logros que el electorado de izquierdas, socialista, feminista , ecologista y animalista jamás hubiese soñado extraer al PSOE. Sobra decirlo, en el barco del Gobierno de España, Podemos ha sido la vela progresista, el PSOE el viento de costado, y los ministerios de IU y Los Comunes, han habitado los camarotes cuando el oleaje hacía zozobrar el barco. Sobra decirlo, ha sido Podemos la fuerza política que ha mantenido sólida la mayoría de investidura, gracias a la estrategia de dirección de estado que daba prioridad a los acuerdos con ERC y Bildu.

Así que esto de la unidad y la suma no es una cuestión de estar más o menos a la izquierda del PSOE, no es una cuestión de partidos sí o no o a medias. Es una cuestión de carácter más estratégico que programático, ideológico. En un programa electoral no es difícil parecerse o coincidir, ocurre hasta con los programas del PSOE. Si fuese por eso, quienes piden la unidad bien podrían pedirla con el PSOE. Claro que eso rompería el juego de parecer de izquierdas,  para ocupar el espacio que interpela al PSOE desde la zona progresista y luego, tras las elecciones, dejarlo hacer a su aire.

Es preciso un proyecto estratégico de estado federal/confederal, con una fuerte profundización democrática que arrincone, no a Podemos, ni a ERC ni a Bildu, sino al estado profundo franquista que aún habita cómodamente en el ejercito, la judicatura, el alto funcionariado ministerial o los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado. El laborismo está muy bien, pero en España solo con eso, acabas entregando el electorado al bipartidismo y relegando la fuerza de transformación al desencanto. Ya pasó, y la gente de izquierdas no debería jugar con fuego para que vuelva a pasar. 

A partir de ahora se atacará a Podemos acusándolo de romper la unidad, pero la unidad estaba en torno a un proyecto exitoso, solo había que ampliarla sin dividirla. No, no ha sido Podemos quién la ha roto. Reflexionemos porque nada termina hoy ni empieza mañana, la flecha del tiempo continúa.

Publicado en La Voz del Sur

jueves, 23 de marzo de 2023

Moción de censura, Podemos y el ticket Sánchez-Díaz


Enric Juliana, en un artículo del día anterior a la segunda moción de censura de Vox, utilizó un cuadro del pintor Álvaro Toledo, cuya reproducción había visto en la entrada a la vivienda del candidato Don Ramón Tamames, al hacerle una entrevista con motivo de su candidatura a la presidencia del gobierno de España en la moción de censura de Vox. El cuadro es La tertulia de Antonio Herrero, el texto El sindicato del crimen.

En el cuadro aparecen personajes cuyo largo aliento mediático llega hasta estos días. Son Pedro J. Ramírez, José Luis Gutiérrez, Justo Fernández, Manuel Martín Ferrand, Luis María Anson, el propio Antonio Herrero que dirigía la tertulia en la Cope, Federico Jiménez Losantos, Jaime Capmany, Amando de Miguel, Víctor Vázquez Reviriego, Pablo Sebastian, y Fernando Sánchez Dragó. Juliana describe cómo estos próceres del poder mediático, bien conectados con la alcurnia del poder judicial, policial y de los servicios de inteligencia, sincronizaban sus mensajes con el objetivo de que José María Aznar derrotase a Felipe González. La pintura es de 1996, el año en que el Partido Popular derrotó al PSOE.

Teníamos incertidumbre sobre el impacto de la moción de censura impulsada por Vox. Vista la obra, tenemos conclusiones. Ha sido un fracaso estrepitoso. La imagen caduca del candidato con su torpeza dialéctica ha actuado contra el imaginario del partido proponente. A Tamames le queda grande la imagen  de chulo de película. Alberto Núñez Feijóo recogerá electorado de esta mala idea de Vox. Su temor a que la cosa saliera bien a Vox le impidió estar en el Congreso con la red de pescar votos.

Sí ha sacado rédito de la moción el tándem Pedro Sánchez-Yolanda Díaz. Ha sido una maniobra fraguada en Moncloa. La acción política de Yolanda Díaz está concertada con Pedro Sánchez. Los actos de Sumar y los posicionamientos de la vicepresidenta cobran el sentido de conjunto que expliqué en Las fotos de Yolanda Díaz y los números del CIS. Presidente y vicepresidenta se han repartido los roles para potenciar la imagen de ambos y debilitar al motor Podemos. Los parabienes les llegan desde todo el espectro mediático. La adulación es interesada, sacar a Podemos del escenario. Ferreras goza en grande.

En los entresijos de poder hispano se trama una operación de régimen para devolver a la izquierda a la posición anterior a la llegada de Podemos en 2014. Un nuevo bipartidismo de bloques en el que el ticket Sánchez-Díaz fuese Jano bifronte. Efigie que mira al pasado y al futuro, a la derecha y la izquierda, para bloquear la puerta a los avances que no cuenten con el visto bueno del PSOE. Al tiempo, un PP con vía libre para pactar gobierno con Vox.

Si Podemos se deja arrastrar a los juegos de agón que preparan, como en Andalucía, quienes llaman a la unidad sin condiciones, se encontrará en el último momento, cuando se convoquen elecciones, ante la tesitura de entregarse a Sumar atado de pies y manos o limitar extremadamente su capacidad de acción. Lo veo venir como lo vi en Andalucía con resultados catastróficos que analicé en La suma no es más. A tiempo se está de evitarlo, cuanto antes mejor. Con lo de Andalucía acerté, no deseo acertar otra vez.

Publicado en La Voz del Sur