domingo, 25 de junio de 2023

Si eres buena persona, votar izquierda es imperativo categórico

 ¿Bien o mal? ¿Derecha o izquierda?

Sumar es ir a votar izquierda el próximo 23 de julio. Con más ganas si hay posibilidad de salida de alguna representación de Podemos. No solo para que no gobierne la extrema derecha, sobre todo para consolidar los avances en derechos y mantener viva una agenda democrática. Nos falta derogar la ley mordaza, renovar el CGPJ para sacarlo de las garras ultraderechistas, hacer que RTVE sea veraz sin que juegue a la farsa. Nos faltan políticas sociales, feministas y ecologistas. Nos falta educación y sanidad pública. Nos falta erradicar la cultura mediática, judicial e institucional de la corrupción. Nos falta internalizar la plurinacionalidad del estado.

El PSOE nunca quiso el gobierno de coalición. Tras el 15M de 2011 entregó al PP la reforma del artículo 135 de la CE por orden de Obama y Merkel. Así puso por delante el instinto depredador de la banca. La docilidad del PSOE con el FMI, el BCE y la CE, troika, preparó el triunfo del PP con más de once millones de votos. Llegaron tiempos de suicidios, paro y pobreza. En 2014, tras la irrupción de Podemos, con la maquinaria judicial de los desahucios a tope, el paro desatado y millones de familias cabalgando el hambre y la precariedad, la ley mordaza, la reforma laboral sanguinaria en pleno vigor y las pensiones miserables, el PSOE regaló por dos veces al partido de M. Rajoy en los papeles de Bárcenas el gobierno de España, en diciembre de 2015 y tras la repetición electoral de 2016, aunque podía gobernar con Podemos.

La sentencia condenatoria de la Gürtel hizo que Pedro Sánchez llegara al gobierno de España en junio de 2018 con una moción de censura en la que no creía. Pablo Iglesias le sumó los escaños de Unidas Podemos y los de los nacionalismos vasco y catalán. Hicieron falta dos elecciones más, abril de 2019, veto mediante a Pablo Iglesias alegando insomnio, y noviembre del mismo año, con la irrupción de Vox, para que Sánchez se viese obligado a gobernar con Unidas Podemos.

Esta ha sido una legislatura muy complicada, pandemia y guerra de Ucrania. Se han producido multitud de avances en derechos sociales, feministas, laborales y de los animales, a fuerza de Podemos y con la resistencia del PSOE. La presencia de Unidas Podemos en el gobierno ha obligado al PSOE a proteger a las mayorías sociales. Pero acaba la legislatura con un Pedro Sánchez otanista que entrega el discurso de la igualdad y el feminismo a la ultraderecha, que elude lucir la utilidad del gobierno de coalición, y que, tras dar cancha a Yolanda Díaz para que achique a Podemos, llama al voto útil para laminar el voto por su izquierda.

Termina la legislatura con Pedro Sánchez traicionando lo más ideológico del legado de su gobierno: igualdad y derechos sociales. Así alimenta a la ultraderecha que tapa con la bandera de España y el antifeminismo sus intenciones de regreso a un país sin libertades, un país donde la protección sea exclusiva para la economía rentista y el capitalismo financiero improductivo. Por eso, en este momento, votar izquierda, más si Podemos puede salir, aunque sea bajo el nombre de Sumar, es para las buenas personas un imperativo categórico.

sábado, 10 de junio de 2023

Valentía, inteligencia, democracia y generosidad

Ione Belarra, secretaria general de Podemos, junto a Echenique.

Si hacemos memoria desde que en 2014 irrumpió Podemos en el escenario político, de lo difícil que ha sido llegar al gobierno, de las veces que miles de personas han votado internamente para tomar decisiones relevantes, de los montones de veces que sus líderes han salido a apoyar a campo abierto a aliadas y aliados de otros partidos,  o de otras corrientes internas, que estaban siendo vilipendiados y perseguidos, sin ser correspondidos a la inversa, si repasamos el catálogo de disidencias que podrían haber tenido la paciencia para gestionarlas internamente; si recordamos los momentos en que quienes hubiesen dejado pasar al PSOE con Ciudadanos, o quienes se negaban a entrar en un gobierno con el PSOE, han sido utilizados por enemigos políticos de gran tamaño, no podemos más que alegrarnos de lo logrado por Podemos.

Si tuviese que adjetivar las virtudes de Podemos, serían la valentía, la inteligencia, la democracia y la generosidad. Hace falta mucha valentía y mucha inteligencia para avanzar cercados por el odio, acosados por el poder judicial, tiroteados por mercenarios periodísticos, y con toda la estructura del poder heredero del franquismo en contra. Hace falta mucha convicción de democrática para llevar a consulta a las personas inscritas tanto para la elección de modelos y cargos como para  la definición de estratégicas o toma de decisiones relevantes, yo no la había visto nunca. Hace falta mucha generosidad para que quienes vencían en los procesos internos no liquidaran a los perdedores. Basta recordar la salida para Madrid que se le dio a Errejón o la capacidad de liderazgo que mantuvo en Andalucía Teresa Rodríguez, a pesar de estar en contra de entrar al gobierno. Nunca se les señaló la puerta de salida, se fueron.

Esas virtudes políticas dignifican a Podemos al acordar con Sumar un pacto electoral para el 23 de julio. Un pacto en el que no es posible olvidar el veto a Irene Montero, la desaparición de las listas de Rafa Mayoral y Pablo Echenique, el boicot planteado por Compromís en la Comunitat Valenciana, o la relegación a puestos de segunda en Madrid o Barcelona de mujeres tan relevantes como Ione Belarra o Lilith Vestringe.

Valentía, inteligencia, democracia y generosidad para intentar reeditar un nuevo gobierno de coalición que impida que la ultraderecha gobierne retrocediendo en todo lo conseguido. Para no lanzar las naves del partido, con las más de cincuenta mil personas que votaron apoyando la decisión que tomase el consejo de coordinación, contra los acantilados. Valentía, inteligencia, democracia y generosidad para poner por delante los intereses de las mayorías sociales a los intereses personales, para seguir pensando un proyecto republicano, plurinacional y feminista, agarrado a la territorialidad, no subalterno de los límites que el PSOE marca a los avances democráticos. Valentía, inteligencia, democracia y generosidad para limitar el daño contra el movimiento político de izquierdas más determinante que tiene España.

Lo dicho, más vale un mal acuerdo que una buena guerra.