Por fin tenemos la ansiada unidad, ya podemos votar sin muchas dudas. El votante de izquierdas solo tendrá que elegir entre el PSOE y Sumar. La llamada izquierda a la izquierda del PSOE se presenta unida. Bueno, en Cataluña, Galicia y Euskadi, podrá elegir también a ERC, BNG o Bildu. Lo mismo que en 2019 pero con Podemos dentro de Sumar. En Andalucía, si estás en Cádiz, podrá elegir la opción soberanista Adelante Andalucía. Hasta aquí, el número de opciones electivas con capacidad de obtener representación son las mismas que en 2019, salvo en Cádiz que hay una más.
¿Dónde se ha reducido el arco elegible de la izquierda? En Madrid y Comunitat Valenciana, donde Podemos queda en posiciones subalternas de Más Madrid y Compromís. En el resto de territorios es el mismo arco de 2019 con Podemos subsumido en Cataluña bajo la antigua Iniciativa per Cataluña con la denominación actual de Los Comunes, y en el resto bajo el PCE con el nombre de Izquierda Unida. Las fuerzas Aragonesista, Cha, y de Illes Balears, Mes, no tenían capacidad de obtener representación. El proyecto canario Drago no existía en el 2019, estaba en Podemos, es imposible imaginar cuánto suma. Las demás siglas son, eran, electoralmente marginales. La cosa iba de partidos no de programa.
Visto lo cuantitativo, observemos las características
cualitativas de la ansiada unidad. La primera, el programa que, aún
desconocido, ha sido elaborado por equipos y personas de mucho
prestigio, con amplia cualificación y mucho anclaje universitario. Es la
escucha. La segunda, que el feminismo de clase, pese a los enormes
avances, no lo simboliza Irene Montero. La tercera, que las relaciones
con las fuerzas independentistas, que han apoyado las medidas
progresistas y de izquierdas del gobierno de coalición, salvo ERC la
reforma laboral, quedan diluidas. La entrega de de Barcelona al PSC con
los votos de Comunes y PP, es una demostración práctica.
La
cuarta, corolario de las anteriores, es que Podemos deja de ser
relevante como fuerza de empuje, tanto en la definición táctica como en
la estratégica. El “motor Podemos” acuñado por Iván Redondo, como quería
la operación sumar, queda en el garaje. Ni más “ruido” ni más
relaciones preferentes con Bildu o ERC. El horizonte estratégico de
futuro habrá de definirlo la líder del espacio unificado, Yolanda Díaz,
de acuerdo con las fuerzas políticas que han resultado de su agrado.
En Granada, podré votar como cabeza de lista a Martina Velarde, secretaria general de Podemos Andalucía, mujer de convicciones andalucistas, una de las personas que más ha trabajado en esta legislatura por la ampliación de derechos que han beneficiado especialmente a las y los andaluces. El 23J veremos la fuerza electoral de la unidad. Ojalá se reedite el gobierno de coalición, ojalá sea imposible un gobierno PP-Vox. Votemos con determinación, demos la bienvenida a la ansiada unidad.