Lo hacen ante una sociedad que ha sido acusada masivamente de cometer pecados capitales, de usar la sanidad pública con derroche, de usar la educación pública como una fiesta, de cobrar el paro y no querer trabajar, de vivir por encima de nuestras posibilidades, de comprar vivienda a hipoteca vitalicia, de irse al extranjero a conocer mundo.
La culpa y el pecado, el pecado y la culpa. Metáforas como el sufrimiento, el valle de lágrimas, la travesía del desierto, la resignación y la fe, en ellos, “créanme” decía Aznar en tiempos belicosos, metáforas muy acordes con el partido que más poder ha acaparado en España.
Aquí en Granada todavía no piden perdón, habrían de pedirlo, habrán de pedirlo por el dispendio ineficaz del LAC, por hacernos cargar con el gasto de una universiada con escasísima repercusión internacional eximiendo de impuestos a grandes empresas, por dilapidar EMUVYSA, por enterrar el IMFE, por entregar a Florentino Pérez los servicios sociales, por regalar EMASAGRA a capital extranjero, por inundar INAGRA de pagos e inversiones ineficaces, por tener el ayuntamiento endeudadísimo, y porque todo esto no ha servido para beneficiar a la mayoría.
Tal vez, alguna vez podamos perdonarlos, pero olvidarlos, olvidarlos no nos conviene, no vaya a ser que se empeñen en nuevos valles de lágrimas.