En el Zaidín se ha puesto nombre de calle al Profesor López Calera, quien fuese catedrático de filosofía del derecho en la Universidad de Granada, dedicado intelectualmente de pleno a la defensa de los derechos humanos y la concepción de un Estado social e igualitario.
En el acto de inauguración de la placa, su viuda, María Luisa Espada, soltó palabras emocionadas y crudas que sonaron a homenaje al Zaidín. Presentes estaban algunas personalidades que representan la casta aludida de esa Granada intramuros, esa que ahora manda. Esa que le importa un pito que un juez condene por defender derechos y libertades a tres años de cárcel, o que prefiere una escultura de la Soledad inocua a un Morente genial, o que no considera la rehabilitación de infravivienda o la política pública un derecho y por eso quiere acabar con Emuvysa, porque ya no hay negocio y sí mucha responsabilidad política.
Dijo María Luisa: “Me gusta el sitio donde está, porque este barrio es de extramuros, está fuera de las elites de la ciudad burguesa. Nicolás hubiese estado comprometido con todo lo que supone solidaridad e igualdad, y este es un barrio de integración y de interculturalidad que va a permitir que Granada salga del encierro de sus castas y de su burguesía central.”
Suscribamos esas palabras, y pidamos al Zaidín que sea motor del cambio en Granada. Muchos y muchas Zaidineras necesitamos para hacer justicia.
