He visto la película interestelar. Una historia de un plan de huida al espacio sideral para mantener viva la especie humana por los siglos de los siglos, no diré: y amén, que las cosas en Granada no están bien ahora para la iglesia. Hasta el Papa ha tenido que tomar cartas en el asunto.
El desastre climático (está entredicho en la peli) amenaza ya la propia supervivencia de la especie. Aquí en Granada, el desastre político amenaza ya la propia supervivencia del actual gobierno y, quién sabe, su tradicional sustitución por el otro lado del espejo. Parálisis política absoluta, pérdida de cualquier reconocimiento público, un alcalde aguantando que ha vendido todos los servicios públicos, ha hipotecado el futuro, que ha llevado la ciudad a su más alta deuda histórica, que no recibe ya nada de convenios urbanísticos, ni de planes delirantes de operaciones que han funcionado como espejismos, como ilusiones ópticas.
El desastre anunciado nos plantea dos opciones, o actuamos aquí para poder seguir viviendo aquí, o buscamos la huida, de hecho ya hay mucha gente que la ha buscado a título individual. Pero a mi me interesa lo colectivo, y hemos de buscar la manera de poder seguir viviendo aquí, con más dignidad, con menos expolio, con ninguna infamia.
Yo no quiero que mandemos semillas humanas granaínas a Marte, ni a Edinburgo, ni a Australia, yo no quiero emigración, confío en la gente que no quiere viajar al espacio interestelar, confío y ahora confío mucho en que venga un regadío democrático que haga germinar el futuro de esta ciudad.
Ni agujeros negros, ni deformación espacio/temporal, ni velocidades de la luz, me conformo con la mecánica clásica, el día D a la hora H, en mayo próximo ustedes pueden actuar como un solo planeta, el nuestro.
Ni agujeros negros, ni deformación espacio/temporal, ni velocidades de la luz, me conformo con la mecánica clásica, el día D a la hora H, en mayo próximo ustedes pueden actuar como un solo planeta, el nuestro.