Son la visión real de esa España con tradición de siglos de expulsiones. De exilios, de venganzas contra los débiles, de vilipendio de los diferentes.
Una España en propiedad que no es nuestra, una España sólo posible por el ejercicio de la coerción de Estado.
Una España que expulsa a las gentes de sus trabajos, a los jóvenes del territorio, a los abuelos de su dignidad, a las mujeres de su libertad, a la infancia de su futuro.
Una España que mata dentro y al borde de sus fronteras.
Una España sin piedad.
La España de siempre con la que hay que acabar para que no vuelva a ser nunca.