El 4 de diciembre de 1977 las y los andaluces desbordaron las calles de todas las grandes ciudades andaluzas para decir somos pueblo y demandar en la constitución que se estaba fraguando, no ser igual que las demás, no, sino ser como la que más. Aquel levantamiento popular andaluz vinculaba nuestra conciencia de pueblo con los derechos y la dignidad de las clases populares.
Pablo Iglesias, procedente del arranque de campaña en Cádiz este 4 de diciembre, donde oyó intervenciones memorables de sus jóvenes compañeras y compañeros andaluces que, comparándola con el 15M, enaltecían la fuerza del pueblo andaluz para forzar una configuración de la constitución del 78 no asimétrica respecto de otras nacionalidades llamadas entonces históricas, llegó a Madrid a conmemorar el 6 de diciembre la constitución del 78 con el lema #adios1978hola2016 ya sabiendo que el único pueblo que ejerció el derecho a decidir en aquella transición forzada por las mayorías populares, tutelada por las elites económicas y vigilada por el franquismo y la corona, fue el pueblo andaluz.
Por eso, más allá de la precisión con que lo hace, menciona Andalucía para hacer ver que la voluntad política de un pueblo solo puede expresarse democráticamente preguntando. Pablo Iglesias defiende en “el debate decisivo” del 7D el referéndum en Cataluña apalancándolo sobre el ejemplo más cercano, el ejercicio del derecho a decidir de Andalucía en el año 1980 en un referéndum en el que se preguntaba cómo se quería estar en España.
La presidenta andaluza, Susana Díaz, al contrario que Pablo Iglesias, pronuncia habitualmente el nombre de Andalucía en vano. En el acto electoral del día 9 en Granada negó la historia por la que ella misma está ahí afirmando que “con Andalucía no se juega porque sus ciudadanos salieron a la calle en 1977 para defender su amor profundo a España.” Basta picar en google “Andalucía 4 de diciembre de 1977” para comprobar la falsedad de tal afirmación.
El último bastión del PSOE español, el PSOE andaluz, tiembla con la sola idea de que se cosa, en el cambio de época que vivimos, la fractura de la memoria democrática de Andalucía. La sola mención de Andalucía en “el debate decisivo” en el marco de la cuestión catalana ha provocado un terremoto electoral, y ha obligado a multitud de medios de comunicación a desempolvar de la memoria el hecho de que fue Andalucía la que forzó una constitución del 78 más equilibrada territorialmente y más justa en lo que a reconocimiento de derechos sociales se refiere.
Mencionar Andalucía para defender la democracia es un acto de rebeldía temido por quienes pretenden un lavado de cara constitucional para que todo siga igual, o territorialmente peor si de lo que se trata es de contentar a Cataluña con una hacienda propia como la vasca o la navarra.
Andalucía tiene un patrimonio constitucional ganado en la calle, 4D, y en las urnas, 28F. Andalucía es un sujeto político por derecho propio que jugará sin duda un papel en el debate que se abrirá tras el 20D. Andalucía reclamará, una vez más, escuelas gratis, medicina y hospital, pan y trabajo, vivienda y dignidad y lo hará por sí, por los pueblos y por la humanidad.
Esta vez ya no tendrá que pedir ser como la que más, lo es por derecho propio, esta vez se presentará como un sujeto político que habrá de decidir si quiere y cómo quiere federarse con otros pueblos de España.
Que no lo duden quienes acostumbran a pronunciar el nombre de Andalucía en vano.
@marioortega