viernes, 14 de agosto de 2020

Andalucía, 84 años de los asesinatos de Blas Infante y Lorca


La España que se ve desde Zarzuela, Génova o el barrio de Salamanca es una ficción hecha realidad a fuerza de concentración de poder, las más de veces acompañada de imposición y desprecio de culturas, historias y anhelos diferentes. Es la España del PP, Vox y Ciudadanos.

La Andalucía que hace tiempo no se mira a sí misma, gobernada por la coalición de Populares y Ciudadanos con apoyo de Vox, es una realidad –cultural y política– hecha “de la materia con la que están hechos los sueños”. Así la intuye Cernuda en 1931: “Andalucía, ya se sabe, es el Norte de España; pero no la busquéis en parte alguna, porque no estará allí. Andalucía es un sueño que varios andaluces (y andaluzas) llevamos dentro”.

En 1977, 4 de diciembre, el “varios” del poeta sevillano se hizo millones en las calles bajo el lema “Libertad, amnistía, estatuto de autonomía”. Dos años después, 1980, 28 de febrero, millones de papeletas con el Sí llenaron las urnas. La metáfora de la irrupción del pueblo andaluz que dibujó el estado autonómico en la CE, forzando la introducción, aun leonino, del artículo 151, la cantó Carlos Cano: “Entró como un vendaval, bata de cola, peineta, la reina superstar”. Andalucía es la única comunidad autónoma que en la conformación del régimen del 78 se constituye como pueblo en las calles y gana su reconocimiento institucional como nacionalidad histórica en las urnas. Así, por sí, “por Andalucía libre, España y la humanidad”, como dice el himno oficial andaluz según la letra que escribiera Blas Infante, se abre el camino a todas aquellas regiones que no iban a ser reconocidas con autonomía plena como sí lo iban a ser Cataluña, Galicia, Euskadi con su foralidad bilateral y Navarra con su convenio económico.

Entonces, en los albores del la democracia española tras el largo infierno franquista, Andalucía se apuntó al con nosotros, como la que más, contribuyendo de una manera decisiva a la descentralización y desconcentración del poder radicado en Madrid. Cuarenta años después, en el punto más crítico de la reivindicación del derecho a decidir en Cataluña, devenido unilateral por las fuerzas independentistas catalanas, Andalucía fue apuntada al “a por ellos” por el núcleo dirigente del partido que había sido hegemónico desde las primeras elecciones autonómicas de 1982. Así, la secretaria general del PSOE-A y expresidenta andaluza, Susana Díaz, abrió a lo grande la puerta a los bárbaros. Cuarenta y un años después de 1977, esta vez en sentido contrario, Andalucía inaugura la definición de los equilibrios de poder abriendo el ciclo en el que Vox instala su discurso en el sistema.

Esta misma semana de 1936 asesinaron a Blas Infante, Sevilla, 11 de agosto, kilómetro 4 de la carretera de Carmona. Lo mató el mismo fascismo insurrecto que una semana después, Granada, 18 de agosto, destroza la vida de Federico García Lorca llenando de sangre el barranco de Víznar. Blas Infante y Federico García Lorca son los, al menos, 45.556 muertos arrojados a las 708 cunetas, barrancos y fosas comunes andaluzas que el franquismo legó al régimen del 78 como usufructo de represión y olvido. También son las más de 210.000 personas exiliadas, trabajadoras esclavas y expoliadas andaluzas víctimas de una concepción de España uniforme y feroz. La rebelión fascista entró por el sur propalando la muerte como en ningún otro lugar.

Semanas antes de la memoria de los asesinatos de Infante y Lorca, las noticias suizas y británicas, han contado que Juan Carlos I de Borbón transportaba, inmune, maletines llenos de petrodólares, disponía en palacio de máquina de contar billetes, controlaba una salpicadura de cuentas bancarias en paraísos fiscales ocultas a la hacienda pública del reino y se dedicaba a la compraventa de inmuebles de gran valor financiero entre otras labores de intermediación comisionista. Señal de que ha huido es que no sabemos donde está. Ayer es hoy. El golpe de Estado asesino de 1936 viaja en maletines reales y se esconde en cuentas extranjeras. En la corte, personajes con título nobiliario o sin él insisten en llamar patria a sus negocios familiares.

La esperanza habita en corazones de bien de todas las Españas

“Hombres (y mujeres) de España, ni el pasado ha muerto ni está el mañana en el ayer escrito”. La esperanza hoy como ayer también la escribe otro andaluz, Don Antonio Machado, “estos días azules y este sol de la infancia”. La esperanza habita en corazones de bien de todas las Españas, corazones que aspiran al reconocimiento del diferente, al cuidado mutuo y del planeta. Por eso es tan importante apoyar el Gobierno de coalición contra el que se acaba de emprender desde la corte ubicua otra, una más, infame batalla judicial al puro estilo golpe de Estado ‘lawfare’. Fracasará porque “hay una España que quiere vivir y a vivir empieza”.

Dice Xavi Domènech en una magnífica entrevista en ‘El Salto’, a propósito de su nuevo libro ‘Un haz de naciones. El Estado y la plurinacionalidad en España (1830-2017)’, que “el Estado centralista fue una de las herramientas clave de las clases dominantes para desarrollar el capitalismo en España.” Efectivamente, lo sigue siendo ahora, siglo XXI, bajo la forma de capitalismo global neoliberal. La centralización del poder para satisfacer a los poderes económicos de la corte y rescatar a la banca con cargo a los derechos sociales y las clases medias populares, consumada en la CE con la reforma del artículo 135 y su epígono jurídico, la Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera de las Administraciones Públicas, llamada Ley Montoro, ha sido un continuum que venía siendo practicado desde la transición, que se lo pregunten a las alcaldías actuales.

Dice también Domènech “me pregunto cómo uno de los lugares, como era España, con más diversidad cultural y espacios políticos de Europa a principios del XIX pudo devenir en uno de los Estados más centralistas del continente. Fueron esas clases dominantes las que llegan a la conclusión de que para desarrollar un proyecto profundamente desigual en lo económico y lo social necesitaban de un Estado blindado a la población y con voluntad de control territorial desde el centro”. El análisis es válido en los actuales tiempos, hay un vínculo sinérgico entre federalismo y progreso como lo hay entre centralismo y reacción.

Por eso es tan importante que en Andalucía se construya una voz hegemónica alejada del PP, Ciudadanos y Vox, que se apunte a una estrategia republicana conjunta como la que propone el profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona. No parece que el camino sea andar dándole tirones a la blanquiverde considerándola propiedad de parte, ni alejarse de apoyar al único gobierno de la democracia desde 1979 que tiene en su ADN genes para la traducción proteínica de una España diversa, justa y plurinacional.

Soñamos, tomémonos en serio nuestros sueños.

jueves, 6 de agosto de 2020

La monarquía se amarra al mástil de Moncloa


Uno lee las editoriales de El País para saber lo que piensa el régimen del 78, las del ABC para saber la línea de ataque del franquismo y las de El Mundo para conocer qué asuntos instigan las cloacas.

La crisis de la corona es gorda, tan gorda que ha forzado al rey emérito a tomar distancia transfronteriza con el país en el que reinó incrustado como un Alien de herencia franquista en la nave de la constitución democrática del 78. La correspondencia familiar entre rey padre y rey hijo refleja que sa dao el piro. La delicada expresión en carta a su hijo “te comunico mi decisión de trasladarme, en estos momentos, fuera de España”, lo certifica . Ahí queda eso, Felipe VI leía la carta mientras Juan Carlos I ponía pies en polvorosa. Imaginemos la escena de modo cinematográfico: el emérito vuela en yet privado, ¿o avión sufragado con dinero del estado?, mirando la silueta de España desde los cielos mientras la voz en off del heredero lee y enfatiza “…en estos momentos…

Me pregunto si poner tierra de por medio, o agua, Pedro Sánchez dijo no saber dónde está el rey padre, las informaciones al respecto son imprecisas, se debe más a lo que saldrá que a lo que ha salido. La cosa es gorda. ¿Será aún más gorda? No lo descartemos. ¿Se larga por lo que la opinión pública y la gente sabe ya? ¿O se fuga en diferido por lo que sabremos? En cualquier caso, un nuevo marronazo para gobierno de España en menos de ocho meses desde su formación.

En la rueda de prensa tras el consejo de ministros del martes 4 de julio, el día después del adiós mu buenas, el presidente Sánchez podría haber entonado aquello que Agujetas cantaba en tiempos de juancarlismo felipista: De los árboles frutales / me gusta el melocotón / y de los reyes de España / ¡Yay! Juan Carlos de Borbón. Lo que pasa es que la letra de la bulería la seguía el mismo Manuel de los Santos con otro enfoque: “Que es el rey de la España / Y se está queado con to”. Un enfoque este último que es el que el vicepresidente Pablo Iglesias y el partido morado plantean desde el mismo lunes noche, día en que la casa real comunicó el contenido de la epístola emérita con otra epístola a la ciudadanía española.

Pedro Sánchez, presidente del gobierno de España y secretario general del PSOE, se ha echado a las espaldas la última operación Fairy de la monarquía familiar española representada en la figura de Felipe VI. Ha dicho cosas tan desafortunadas como que la monarquía es la clave de bóveda del sistema constitucional español, bien se le ha respondido ya por voces legitimadas por su autoritas en constitucionalismo, que la clave de bóveda de una constitución democrática como la española es la soberanía popular, por encima de la cual no está ninguna institución.

La cuestión es que Sánchez ha situado al PSOE como baluarte de la monarquía que, y esta sí, representa el traspaso de poderes del franquismo hasta incrustarlos en la constitución del 78. Por eso, aún democrático, al 78 le cabe la palabra régimen a la perfección. La editorial del miércoles 5 de agosto de El País, voz del régimen, titulada Semestre crítico, agradece a Pedro Sánchez tal disposición monárquica, pues ya no puede ser Juancarlista, con un elogio al gobierno de coalición al que añade destellos cínicos dirigidos, cómo no, a la parte alicuota de Unidas Podemos. Pínchen el enlace y léanla entera porque merece la pena. Adula la editorial, lo nunca visto, todas las medidas económicas y sociales que han sujetado el desastre provocado por la pandemia con especial énfasis en ERTEs e Ingreso Mínimo Vital, al tiempo que desacredita la influencia del socio minoritario en la labor gubernamental. Flipen.

Lo cierto es que el enfoque de esta editorial dice mucho de lo que piensan y quieren en este momento las estructuras de poder del régimen del 78 con la corona al frente.Felipe VI solo tiene a Sánchez y el PSOE como instrumental de defensa ante el descrédito. La monárquica PRISA lo sabe. Lo último que hubiese querido el rey hijo es una moción de censura en septiembre con un Vox gritando "¡viva el rey!" Una moción de censura que pondrá al PP de Pablo Casado ante el espejo ultra en el que se viene mirando, al tiempo que mostrará a las claras el carácter rídiculo y esperpéntico del ultraderechismo hispano, tal y como vimos berlanguianamente en las calles del barrio de Salamanca.

Se deduce claramente de la editorial que los poderes del régimen del 78 aceptan los únicos números parlamentarios posibles para que Sánchez y el PSOE sobrevivan con un gobierno de coalición con UP. Hay más motivos, para la corona y los poderes económicos, unas elecciones anticipadas serían un riesgo extremo, la alternativa de gran coalición es imposible, abriría botanas en al PSOE y en los poderes económicos  españoles, ante la expectativa de recepción a lo grande de los fondos europeos. Ni a Felipe VI ni al empresariado español o con intereses en España le interesa ahora, que viene dinero fresco (mucho dinero en términos relativos con el resto de países de la UE), que Casado el del Partido Holandés sea algo, en Abascal ni piensan.

El gobierno de coalición debe continuar su tarea política y legislativa en el marco de los acuerdos para su formación. Hay mucho por hacer en materia de justicia social y ambiental, de progreso y democracia avanzando hacia un modelo productivo resiliente. Habrá dificultades, muchísmas más de la imaginadas en el ya lejano enero: crisis sanitaria, crisis económica, crisis territorial y crisis de la monarquía. De momento, como dice la editorial citada: “ha superado la prueba, lo que indica que, pese a su débil mayoría en el Parlamento,..., ha realizado apreciables contribuciones a su solución. De lo contrario, difícilmente habría sobrevivido"

miércoles, 5 de agosto de 2020

Andalucía en San Millán de la Cogolla

Las consecuencias prácticas de la pandemia han cambiado el rumbo de las políticas europeas ante la amenaza de un fallo metabólico total del sistema de producción y consumo europeo. España va a ser uno de los principales receptores de fondos mancomunados vía transferencia directa y vía financiación, 140.000 millones de euros a los que se sumaran otras transferencias más las derivadas de los nuevos presupuestos de la UE hasta 2027. Ninguna autonomía, región, nacionalidad o nación del conjunto del estado puede permitirse quedar fuera de las políticas de Next Generacion EU. Andalucía mucho menos, dados los diferenciales negativos de desempleo, desigualdad y precariedad respecto de la media española.

He aludido directamente en artículos anteriores a la falta de iniciativa institucional, política y civil andaluza ante los nuevos aires que impulsan los acuerdos de la Unión Europea, substanciados en el Plan de Recuperación para Europa, que las y los presidentes de los estados aprobaron en la madrugada del pasado martes 21 de julio. Pues bien, por fin la iniciativa institucional andaluza se anunció un día antes de la convocatoria de la conferencia de presidentes autonómicos, que el gobierno de coalición de España reunió en San Millán de la Cogolla para hablar de la gestión de los fondos del Plan de Reconstrucción. Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente andaluz. firmaba el jueves 30 de julio con la CEA, CC.OO y UGT un Acuerdo para la Reactivación Económica y Social de Andalucía. Moreno Bonilla, un presidente ignorado por Pablo Casado, aún siendo el presidente de la comunidad autónoma con mayor población y territorio, consiguientemente con una alta potencialidad de influencia en la política de estado, se fue a San Millán arropado por el acuerdo con las organizaciones empresariales y sindicales andaluzas.

El acuerdo muy genérico, es un acuerdo abierto con aspectos positivos, ciertas inercias del pasado y algunas carencias manifiestas. Lo mejor es que permite líneas de adaptación de las inversiones en Andalucía a las nuevas condicionalidades verdes, sociales y sanitarias. Que esto ocurra, dada la matemática parlamentaria andaluza y la fuerte ascendencia de Vox sobre el gobierno andaluz, va a depender más de la inteligencia empresarial del tejido productivo andaluz, de la presión sindical y de las capacidades que la oposición andaluza desarrolle para cooperar con la sociedad civil andaluza. aprovechando su potencial influencia sobre un gobierno de España que cumple los requisitos para ser tan amigo de lo público como de la transformación del modelo productivo con parámetros feministas, ecológicos y de justicia social.

No obstante, el acuerdo presenta a mi entender carencias relevantes. Faltan líneas estratégicas clave para hacer la economía andaluza menos dependiente del turismo intensivo, un sector en el que hay que hablar abiertamente de espacios de reconversión y adaptación a un nuevo modelo productivo y de los cuidados. Le falta intensidad en la apuesta por la industria de las energías renovables y su producción y comercialización energética con raíz andaluza. Está ausente la agroecología y el impulso a un tejido de infraestructuras, industria alimentaria y consumo ecológico que otorgue a la actividad agraria un mercado interior estable, de alto valor añadido, y con fuerte resiliencia ante avatares externos. Hay un exceso de interés en los mercados internacionales inversamente proporcional al desinterés por los mercados de proximidad andaluces, españoles o de los países vecinos. Están ausentes las estrategias para la adaptación de los municipios a nuevas formas de movilidad, urbanismo bioclimático, producción eléctrica renovable y autoconsumo. No hay una sola alusión a los municipios andaluces. Ninguna referencia a la necesidad de generar una industria de los combustibles verdes y de que Andalucía participe en las estrategias europeas para la producción de hidrógeno como combustible para vehículos futuros o para los ferrocarriles. Más allá de convenir la necesidad de los corredores ferroviarios mediterráneo y central, la recuperación y ampliación de una buena infraestructura ferroviaria interna ha quedado completamente olvidada. Por no hablar de la total ausencia de apalancar fuertemente la industria cultural andaluza, una de las fuentes más potentes de nuestra universalidad, o de la ausencia de demanda de desconcentración y descentralización situando en Andalucía (no necesariamente en Sevilla) las sedes de organismos e instituciones actualmente concentradas en Madrid, como por ejemplo el Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético, el Centro de Investigación y Control de Calidad o la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, por citar solo tres ejemplos. De la necesidad de una entidad financiera pública ni se habla, así que no estaría de más demandar que al menos parte de Bankia se articule legalmente como una verdadera banca pública andaluza.

No se puede cambiar el rumbo de un trasatlántico con un golpe de timón. Este acuerdo, que tiene en su generalidad y ambigüedad su principal virtud, abre espacios para avanzar hacia una economía más resiliente, sostenible y justa, tanto desde el punto de vista de las empresas andaluzas, los sindicatos y los intereses sectoriales concretos, como para la labor de la oposición política que puede encontrar espacios de demanda, cooperación, crítica abierta o consenso. La oposición progresista y de izquierdas andaluza tiene en septiembre la oportunidad de potenciar una alianza estratégica política con el actual gobierno de España, con el cual comparte un amplio espectro de intenciones. Esto será fundamental para que la acción del presidente Moreno Bonilla no la definan Vox, el debilitado vicepresidente de Ciudadanos Juan Marín, o Pablo Casado y Ayuso desde Madrid.

El debate de septiembre en el Estado será éste, cruzado irremediablemente como en años anteriores con los “asuntos” catalanes y las nuevas noticias sobre la monarquía. Andalucía tiene mucho que decir. Juan Manuel Moreno Bonilla hará su papel en el proyecto de cogobernaza y cohesión que describió Sánchez para le gestión de los fondos europeos. Para que el presidente andaluz no actué al dictado de los intereses de su partido, de la inercia pasada y condicionado por Vox, la Andalucía con más ganas de salir adelante y vivir dignamente, reduciendo los indicadores de paro, precariedad, pobreza y desigualdad, debe ponerse manos a la obra y escribir el guion político de la demanda en el marco de esa cogobernanza con tintes federales que se pretende reflejar en las futuras conferencias de presidentes.



jueves, 30 de julio de 2020

Aire pa la casa


Decía la pasada semana el catedrático de Derecho Constitucional Javier Pérez Royo que la legislatura de verdad empezaría cuando se aprobasen los Presupuestos Generales del Estado, que formalmente empezó el 10 de noviembre de 2019 cuando se celebraron las repetidas elecciones generales, pero que su comienzo efectivo solo será si se deja de funcionar con los presupuestos de Montoro del año 2017. No está falto de razón, por eso es aún más relevante si cabe, tiene mucho más valor, que un gobierno que ha enfrentado y enfrenta una pandemia global haya generado para la sociedad española en seis meses, de enero a junio de 2020, los mayores avances de justicia social e igualdad desde que el primer gobierno del PSOE tras la transición, constituido en 1982, regulase la universalización de la sanidad, mejorase la gratuidad de la enseñanza pública, la política de becas universitarias, el acceso y mantenimiento de las prestaciones por desempleo y las pensiones. Entonces España venía del franquismo y, en materia de justicia social, estaba todo por hacer. Con aquel gobierno llegó la entrada en la Unión Europea.

En los seis primeros meses de 2020, desde su constitución el 13 de enero hasta la aprobación en el Congreso del Ingreso Mínimo Vital el 10 de junio, el Gobierno de coalición ha actuado en términos socioeconómicos de manera mucho más progresista que los ocho años de los gobiernos de Zapatero. Lo ha hecho priorizando acuerdos conjuntos con sindicatos y patronal. Destacable es la subida del SMI interprofesional, en 2018 era de 736 euros, que después del salto de mas del 22% hasta los 900 euros, pactado directamente entre Sánchez e Iglesias para 2019, ha alcanzado 950 euros/mes en catorce pagas. Una subida total de casi el 28%. No es menos destacable la derogación en febrero del despido justificado por bajas médicas, una medida relevantísima que el Gobierno impulsó sin negociación con los empresarios dado que era uno de los aspectos más inmorales que incorporó a la legislación laboral española la reforma de Rajoy. Recordemos aquel lejano "¡qué se jodan!", dirigido a clase trabajadora y parados, de una diputada valenciana del PP.

Tan solo dos meses después de su constitución, lejos quedaban aún los 100 días en que la oposición antaño velaba una tregua, tuvo que afrontar la pandemia por la covid-19. Lo hizo, previa breve zozobra inicial dadas las almas que conviven en el Consejo de Ministros, teniendo claro que esta vez no podía ser como en 2008. Esta vez había que proteger a la población más vulnerable, al empleo y al tejido empresarial. Resulta impresionante, lo será más aún cuando el paso del tiempo nos permita aumentar la perspectiva, el despliegue de medidas en todos los frentes, desde la protección contra los desahucios o la prohibición del corte de los suministros básicos, hasta medidas contra la violencia machista en tiempos de confinamiento obligado, pasando por los ERTEs ampliados o las medidas económicas, subvenciones y financiación, para evitar la quiebra de empresas y autónomos. Pero el producto de justicia social estrella de un gobierno que no llegaba a cien días ha sido la aprobación del Ingreso Mínimo Vital, un artefacto legal que plantea la guerra abierta contra la exclusión y la pobreza, sin un solo voto en contra entre los 350 componentes de la Cámara Baja.

El balance de legislatura para una legislatura, que al decir de Pérez Royo no ha comenzado, es digno de serie televisiva política si no olvidamos el contexto de guerra abierta de las derechas españolas, la tensión de las prórrogas de los estados de alarma, las fake news en las redes sociales, el empeño de las ideologías de la muerte por amargar la vida de la gente, el intento reiterado de “derrocar” al gobierno, en expresión del propio presidente Sánchez, con no pocas exhibiciones de matonismo, aprovechando la dificultad tremenda de luchar contra la enfermedad causada por el SARS CoV-2 con unos medios sanitarios y un modelo productivo, legado de decenios de destrucción de la economía productiva y recortes en los sistemas públicos de salud.

Sí, hemos pasado un huracán, con parte del pasaje con boleto de derechas y otra parte independentista intentando un sabotaje al país democrático, como el que intentaron con el diputado de Teruel Existe para que la investidura de Pedro Sánchez fracasase. El barco está a flote, la tripulación ha tapado las botanas mejor de lo que podía y ha negociado en Europa buscando el viento favorable de los alisios. Entre la población, visto lo visto, ha triunfado en general la civilidad, el Gobierno de coalición está reforzado, las comunidades autónomas son las responsables de controlar la evolución de la pandemia, y la derecha y la ultraderecha partidista han pasado de la ira a la histeria utilizando ahora, como hicieron en Cataluña, una fiesta nacional, la del los toros, que no interesa a nadie.

Europa decidió el pasado miércoles de madrugada que soplasen los alisios, mañana sol y buen tiempo en lugar de siniestro total. Como bien advierte el periodista Enric Juliana, liberar 750.000 millones mancomunados, no es una obra de caridad del norte respecto del sur, es pura necesidad geopolítica, fundamentalmente del capitalismo productivo alemán, pero también del francés, el italiano, el español y el del resto de países de la UE. Efectivamente, no debemos engañarnos, la única manera de sostener la estabilidad en la Unión Europea es reforzar el capitalismo productivo frente al financiero, impulsar la reindustrialización y la economía de alto valor añadido que afronte la crisis climática y la dependencia energética de los combustibles fósiles, manteniendo unas condiciones de vida que no incrementen la desigualdad. Lo contrario que ha buscado el Partido Popular de Pablo Casado devenido en Partido Holandés. El mercado principal de la UE es la propia ciudadania de la UE; con una ciudadanía depauperada, los servicios públicos devastados y las tasas de desempleo y pobreza altas no hay mercado europeo, no habría de facto Unión Europea, dejando el tejido empresarial y los servicios públicos expuestos a los fondos de inversión con intereses estadounidenses, chinos o rusos, por mencionar solo las tres potencias que disputan abiertamente el dominio geopolítico del planeta.

Las primeras moléculas de oxígeno de los alisios en ciernes las venteaban en España sectores importantes del empresariado, sectores bancarios relevantes, partidos como el PNV, el propio Gobierno de coalición y, sí, Ciudadanos. En esa visión de lo imprescindible de un acuerdo europeo completamente contrario a lo ocurrido en 2008, y a los límites estructurales de aquel lejano Acuerdo de Maastricht en el actual panorama geopolítico, es en la que hay que interpretar la nueva ventana de oportunidad que se abre en España para transformar nuestra economía productiva pensando en verde, en violeta y en rojo. En esos alisios bonancibles se depositan la voluntad del empresariado y de los sindicatos de continuar por la senda de la negociación y el acuerdo.

Con ese viento favorable, como si fuese una nueva entrada en Europa como la de 1986, es con el que el gobierno se dispone a “iniciar” la legislatura aprobando sus primeros Presupuestos Generales del Estado. Es verdad, no lo tendrá fácil, va a estar a expensas del nivel de inteligencia de ERC. ERC tendrá que tomar una decisión histórica. El Círculo de Economía de Barcelona ya está advirtiendo que no está para bromas, que Cataluña está preparada para cooperar en la reindustrialización. Curiosamente un partido como Ciudadanos, que también nació en Cataluña, podría ser quien facilitase los presupuestos si ERC se sale de las venas por las que soplan los nuevos aires de Europa. Poderoso caballero es don dinero, lo iremos viendo.

Andalucía

No quiero terminar este artículo sin referirme explícitamente a Andalucía, desde donde escribo. De momento nadie en el poder andaluz ha percibido la relevancia del acuerdo europeo y el cambio de las condicionalidades hacia parámetros verdes, saludables y desmaterializados. Tenemos un Gobierno andaluz dependiente parlamentariamente de la ultraderecha, a la que otorgó presidir la Mesa de Reconstrucción, que anda para adelante mirando para atrás; o peor, como dice una letra flamenca, el Gobierno andaluz está “sentaíto en la escalera esperando el porvenir, y el porvenir nunca llega”.

Ha legislado durante la pandemia aprobando con dudosa legalidad un decreto ley que modifica 21 leyes y seis decretos, para destruir, entre otros de carácter democrático, los límites proteccionistas a nuestros recursos naturales y territoriales, buscando volver a la construcción intensiva y el turismo desaforado, todo lo contrario de la dirección en la que sopla el viento de Europa. Por eso es tan importante que en la comunidad autónoma con más población de España, y con más desigualdad territorial, se abra paso una estrategia compartida por amplios sectores de la sociedad civil, empresariado andaluz y sindicatos, que alumbre un proyecto estratégico propio para que el poder político y los partidos de la oposición sitúen el debate que se abrirá a partir de septiembre en las verdaderas necesidades de Andalucía.

Al igual que Andalucía necesita un red de ferrocarril que intercomunique todas nuestras comarcas y todos nuestros pueblos con más de 20.000 habitantes, necesita un proyecto de transformación del modelo productivo que la industrialice reduciendo la dependencia de actividades de bajo valor añadido muy expuestas a crisis globales biológicas o financieras. Andalucía necesita, como canta José Mercé, “Aire pa la casa”. Un aire cargado de energías renovables, industrialización verde, movilidad sostenible colectiva ferroviaria y urbana, industria sanitaria y alimentaria, urbanismo y rehabilitación constructiva bioclimática, hidrógeno verde y mucha agroecología con consumo y comercio de proximidad. Calidad empresarial y cualificación tecnológica y laboral no faltan. Aire, pa la casa

miércoles, 29 de julio de 2020

Monedero en Sanlúcar de Barrameda


Hemos sabido por este propio medio y por un tuit del propio Juan Carlos Monedero que el bar Casa Bigote de Sanlúcar de Barrameda, sito en ese hermoso lugar en el mundo que es Bajo de Guía, no fue el lugar en el que el profesor y la eurodiputada María Eugenia Rodríguez Palop sufrieron una agresión fascista.

Nada más conocí la noticia a mí me extrañó. Conozco bien Sanlúcar, su entorno, la Jara, la Algaida, Bonanza, Doñana, el Barrio Bajo y el Barrio Alto. Me unen vínculos emocionales fuertes que tienen que ver con la amistad, el paisaje, las tabernas, el flamenco, el río, el mercado con sus papas, sus tomates, los pimientos cuerno de cabra, sus montones de acedías, galeras, langostinos o gambas, la plaza del Cabildo donde hay un lugar en que las tortillas de camarones parecen hechas con primoroso croché, las heladerías, el Palacio de los Duques de Medina Sidonia, la manzanilla de todas sus bodegas, las papás aliñás, el atún encebollao, y yo que sé qué más, todo con sus gentes incluidas.

No huele a facha Sanlúcar precisamente, hay un aroma popular mezcla de mar, campo, bodega, dignidad, tolerancia y siglos. A ver qué perfumista atrapa eso. Aseguro que no hay un solo bar, taberna o restaurante donde la cocina se achante ante cualquier estrella Michelin, ya esté en zona privilegiada o en la zona más popular, es más recomiendo estas últimas donde la inteligencia culinaria es einsteniana.

El viejo propietario de casa Bigotes, Fernando Hermoso, que domina currante la cocina del establecimiento, ha declarado a este medio que “lo ocurrido en La Jara es algo bochornoso". No tendría que haber pasado. La gente que se considere que se viste por lo pies… Debe respetar la diversidad en todo, sobre política, religión, lo que sea”. Y ha subrayado que, para evitar las consecuencias de imagen para la ciudad de Sanlúcar, que el lugar donde ocurrió la agresión ni es un bar, porque es una peña, ni es en Sanlúcar,…”. Ni es el Bigotes auténtico añadiría yo.


Además, su hijo, Fernando Hermoso, que también se curra el Bigotes, animó a “Monedero, a todo el mundo, a que venga, porque aquí se trata a todo el mundo igual, sea del Gobierno, de la oposición o apolítico. Desde que mi padre se hizo cargo del restaurante, en el 69, aquí han venido a comer todos los presidentes del Gobierno de la democracia. Y no hay una foto en una pared, porque todo el mundo es igual y guardamos la intimidad. El que puede gastarse 100 euros en comer unos buenos langostinos y el marinero de aquí de siempre que come un pescaíto frito y un atún encebollao y se gasta 18 euros. Aquí a todos se les trata igual, damos el mejor trato posible y esto es una carta abierta”. Doy fe.

Por eso me ha dado mucha alegría ver a Monedero brindando con manzanilla ofrecida por los propietarios, que están al pié del cañón, en la puerta de Casa Bigote. Es un síntoma de que la Andalucía democrática, racional y tolerante, como la España democrática, racional y tolerante tiene más fuerza y es inmensamente más mayoritaria que la que busca y gusta de la bronca, como en tiempos fascistas buscaba y gustaba del escarnio y el asesinato.

Gusta disfrutar de buenas noticias, otra buena de esta semana es la de que el CIS al consultar sobre si preferimos pagar impuestos con justicia, e incluso subirlos para mantener la calidad de los servicios públicos como la sanidad, un setenta por ciento de personas encuestadas ha dicho que sí, que está a favor. Lo de Monedero brindando con manzanilla de Sanlúcar, con Fernando Hermoso hijo, acogido en el Bigote y la de la encuesta del CIS parecen hechos inconexos, materialmente lo son, moralmente no. demuestran que la España que quiere cooperar es más grande que la que quiere pelear.


lunes, 29 de junio de 2020

El Gobierno de España respira pese a Esquerra Republicana de Cataluña


Se habla todo el tiempo de si el Gobierno de coalición va a recuperar la mayoría de la investidura, o si va a seguir con la geometría variable, a la que no tuvo más remedio que recurrir cuando Esquerra Republicana de Cataluña decidió votar que no a la cuarta prórroga del estado de alarma, mezclando la salud de millones de personas con mesa de negociación.

En realidad, la cuestión no es si el gobierno de coalición recupera la mayoría de investidura, sino si ERC recupera la cordura, si es que alguna vez la tuvo en una línea histórica coherente.

Tres veces ha perdido los papeles ERC desde que comenzó el procés. La primera el día del twit de las treinta monedas de Rufián que impidió un acuerdo Rajoy-Puigdemont, Urkullu mediante, para evitar el 155 si el entonces president de la Generalitat reculaba en su intención de avanzar hacia una declaración de independencia (sin ninguna validez jurídica ni democrática) y convocaba elecciones en Cataluña. La segunda el día que los republicanos decidieron romper la mayoría de la moción de censura a Rajoy, renegando de unos presupuestos progresistas previamente pactados por PSOE y Unidas Podemos. La tercera, ya con el gobierno de coalición en plena gestión de la pandemia, pasarse al no en la cuarta prórroga del estado de alarma, sumando fuerzas con Vox y dando alas a la amenaza del PP de votar también que no para hacer saltar por los aires lo avanzado en protección de la salud comunitaria.

Tres momentos críticos en los que ERC eligió “cuanto peor, mejor” contra su retórica de aumentar la base transversal republicana del derecho a decidir. Tres momentos históricos en los que se miraron el ombligo en un electoralismo de corto alcance, arriesgando más sufrimiento del pueblo catalán y del resto de pueblos y naciones del estado español. Tres actos electivos que ignoraron los contextos europeos y globales con actitudes pueblerinas.

En la nueva normalidad, dados los antecedentes, lo normal para un gobierno de coalición progresista de izquierdas, que reconoce la plurinacionalidad del estado español, es no fiarse de ERC. Es imposible fiarse de una fuerza política que juega en momentos trascendentes al todo/nada sin importarle que su intransigencia contextual alimente el discurso y la base electoral neofascista. ¿Acaso creen que alcanzarán sus legítimos objetivos democráticos con un gobierno del PP y Vox?

Mientras ERC sigue confinada en Cataluña, con los convergentes a su derecha fragmentados a la greña, el gobierno de coalición de España respira. Los vientos de Europa, aun en la forma de brisas o ventolinas, ya no son los de la austeridad. Merkel apoya a la ministra Calviño para presidir el eurogrupo. El empresariado español, los autónomos y las PYMES, junto con los sindicatos, llegan a acuerdos entre sí y con el gobierno que los escribe en el BOE. Ciudadanos, que ha leído o le han leído la carta de intereses del capital europeo en tiempos de pandemia, se sale de la foto ultra y se vuelve una fuerza considerada y pactista con un gobierno al que hasta antier acusaba de ser el conjunto de todo mal. El PNV (recordemos que días antes de la moción de censura a Rajoy había pactado los PGE) aprieta el brazo del gobierno pero no el cuello, tiene la vista larga y quiere las fábricas de la reindustrialización en Euskadi.

El Gobierno de España respira por pulmones, por branquias, por respiración cutánea o de las tres formas a la vez. Si lees la prensa de siempre, oyes la cadenas de radio de PRISA y de siempre, o ves sus teledirigidos telediarios de siempre te parecerá que el gobierno se ahoga. Pero no, respira y respira más después de que PP y Vox hayan querido derrocarlo los días más duros de la pandemia y hayan fracasado estrepitosamente.

Entre tanto en Cataluña, la derecha independentista y nacionalista (el espacio postconvergente otrora pujolista) discute fragmentada formas y liderazgos, observados con preocupación por un empresariado productivo catalán harto del bucle procesista. ERC sigue confinada en el procés, con su líder máximo encarcelado escribiendo artículos como si el virus no estuviese ahí, como si nada hubiese ocurrido en el mundo, como si por arte de birlibirloque, magia potagia, estuviésemos otra vez en el día de la investidura de Pedro Sánchez. Como si Trump y el neofascimo no existiesen.

El Gobierno de coalición respira, aunque haya muchas voces empeñadas en hacernos creer que está a punto de asfixiarse. Respira y ha insuflado aire a todo el país desde que comenzó su andadura en enero. Pactó con organizaciones empresariales y sindicales una fuerte subida del SMI, acordó el Proyecto de Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, la llamada ley del solo sí es sí, después, la derogación del despido por bajas médicas justificadas. Ya, pandemia mediante, además de todas las medidas de escudo social y sostenimiento de empresas englobadas en ERTEs, subsidios, ayudas financieras, protección frente a cortes de suministro y desahucios, aprobó el Ingreso Mínimo Vital con el sí de todas las fuerzas políticas y la abstención de Vox. Saliendo del estado de alarma en junio, aprobó la transferencia directa a las comunidades autónomas de un fondo covid-19 por valor de 16.000 millones de euros, así como el Proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética y el Proyecto de Ley de Protección Integral a la Infancia y a la Adolescencia, un proyecto que bloquea cualquier intención de implantación del pin parental.

Solo en seis meses, pandemia mediante, este gobierno ha sido más progresista que las dos legislaturas de Zapatero. España respira además con un gobierno que respira y negocia en Europa con alianzas fuertes con Francia, Italia o Portugal. Por eso resulta sarcástico que ERC ignore las fuentes de oxígeno de la respiración, que algunos sectores de la izquierda desacrediten acciones que pretenden moderar y modular propuestas ahora, para ampliar la base de aceptación del pacto de reconstrucción que fortalecerá las posiciones de España en Europa, y permitirá después superar por fin los PGE de Montoro y tener tres años más de legislatura por delante para seguir consolidando avances democráticos.

El pacto de investidura está vivo, el Gobierno respira pese a Esquerra Republicana de Cataluña, que sigue confinada en el callejón sin salida del procés unilateral.

martes, 16 de junio de 2020

Cuidar o descuidar, esa es la cuestión


El 16 de marzo, recién decretado el estado de alarma, comenzaba con Virus e ideología, una cuestión de vida o muerte una serie de 18 artículos que termina con éste a modo de conclusiones abiertas.

Virus viene del latín, significa veneno. El veneno es un vial hacia la muerte. Cuidar viene del latín cogitare, significa pensar. El virus parece haber despertado el sueño de la razón para pensar los cuidados. Los cuidados son vida.

Hemos aprendido durante el confinamiento, porque así lo demuestra la ciencia, que si no cuidamos el planeta, si destruimos las condiciones de posibilidad sobre las que los ecosistemas han constituido su fortaleza resiliente durante millones de años, la probabilidad de emergencias sanitarias por saltos interespecies de agentes virales se multiplica exponencialmente. El actual modelo productivo construye muros para el hambre al tiempo que destruye las barreras naturales que protegen la vida de la intemperie. La humana podría ser una especie más de las que desaparecen a diario por causa de la transgresión de los límites biofísicos dentro de los cuales ocurren los ciclos de la vida.

Hemos aprendido que las catástrofes sanitarias pueden tener simultaneidad planetaria dada la velocidad e intensidad de los desplazamientos globales de la especie humana. Debemos certificar que en la naturaleza de toda catástrofe emergente está la incógnita del cuándo. Contra la incertidumbre solo puede luchar el principio ecologista de precaución. La pre-caución es el cuidado antes del los cuidados, una especie de seguro de vida.

Tendríamos por tanto que utilizar la analogía con la pandemia que vivimos para hacer caso a la ciencia que ha constatado el calentamiento global y su avance implacable, advirtiendo de las consecuencias del cambio climático y los efectos de ruptura sobre los equilibrios ecosistémicos y los procesos socieoeconómicos. El peligro es de muerte a una escala planetaria tal que dejaría por comparación los efectos de la pandemia vírica en una minucia.

La pandemia de la covid-19 será un mal trago, al lado de los virulentos fenómenos meteorológicos y la destrucción de la productividad alimentaria generalizada que afectaría simultáneamente a la población y la economía mundial. No existirán UCIs individuales ni lugares refugio comunes para protegernos de lo que se avecina si no se actúa ya de manera contundente. No hay vida extraterritorial para la especie humana, solo cabe, como la emergencia sanitaria ha demostrado, la intervención urgentísima de los estados para frenar y reducir la concentración de CO2 atmosférica. La línea divisoria entre lo reversible y lo irreversible está, según los mejores estudios científicos en 450 ppm de dióxido de carbono en el aire, estamos ahora en el entorno de 415 ppm.

Hemos aprendido de repente que el progreso civilizatorio siempre está en combate con el retroceso hacia el estado de barbarie. Palmas o cacerolazos. Política o antipolítica. Búsqueda de la verdad o enaltecimiento de las fake news. Duda o intolerancia. Cuidar, cuidarnos, o descuidarnos. Pensar o ignorar. Vida o virus. Democracia o barbarie. Precaución o incertidumbre.

El virus de la covid-19 es la firma en el certificado de que la crisis económica global, arrastrada desde el crack de 2008, es producto de la ruptura de los vínculos con la naturaleza y la destrucción, debilitamiento en el mejor de los casos, del estado social. El capital puso la fábrica en China. La economía especulativa endeudó los estados y arrojó a los fondos buitre los derechos de vivienda, salud, servicios educativos, residencias o dependencia, para que los dejasen en los huesos. Antes, las familias más poderosas del mundo occidental, las más ricas, habían preparado minuciosamente el asalto a los bienes comunes, naturales o servicios públicos, extirpando de los estados la política monetaria, la banca pública, el control sobre sectores estratégicos como la energía, el agua o las comunicaciones. El virus ha hecho visibles las consecuencias asesinas de la destrucción neoliberal del estado.

El proceso de desmantelamiento del estado social en España gozó de capataces políticos de la categoría de Felipe González o José María Aznar. Hoy convertidos en sombras esperpénticas de lo que fueron. Su rabia por el desvelamiento vírico de la verdad de su legado deja al descubierto su condición subalterna de esclavistas sin escrúpulos. La gran lección de la tragedia es que ante lo inesperado no cabe salvación individual. Quienes se han dedicado a la amenaza, el ruido, el odio y la discordia han sido derrotados.

Hay que resaltar que la derrota del lenguaje y la acción destructiva contra el gobierno de coalición ha llegado de manos de la política democrática. El gobierno de coalición ha reaccionado con rapidez negociando, no sin dificultades, con una multiplicidad de actores e intereses de carácter sanitario, político, social y económico. Ha hecho política a velocidad de vértigo, al tiempo que enfrentaba la crisis sanitaria en un ambiente mundial agresivo para la adquisición del material sanitario del que todos los estados carecía. Ha logrado acuerdos notorios con agentes sociales y empresariado de intereses contrapuestos, apoyos de opciones políticas enfrentadas entre sí y connivencias negociadoras en Europa con gobiernos de países no necesariamente de carácter progresista. Como prueba definitiva está la aprobación del Ingreso Mínimo Vital sin votos en contra de los 350 del hemiciclo (297 Sí, 52 abstenciones). En realidad el gobierno ha hecho una demostración de acción política democrática como hacía años no veíamos. Lo ha hecho además en contextos mediáticos muy agresivos y con menos de cien días de vida.

Cumpliendo de manera generalizada las restricciones impuestas durante el estado de alarma nos hemos cuidado mutuamente. El personal sanitario nos ha cuidado en condiciones extremas. Otros cientos de miles de profesionales nos han cuidado trabajando en sectores imprescindibles o esenciales, desde la alimentación, las comunicaciones, el transporte, la seguridad, el agua o la energía para mantener las constantes vitales de la sociedad. La juventud ha tenido desde el principio un comportamiento ejemplar, ha vivido el confinamiento como una obligación para cuidar a los otros cuidándose a sí misma. Si las consignas de rebelión lanzadas por la ultraderecha hubiesen calado en la población juvenil no habría habido fuerzas de seguridad del estado capaces de controlar el incumplimiento. Ha habido una alianza de cuidados intergeneracional, consiguientemente hay un sustrato social capaz de pensar y empujar un futuro de los cuidados.

El feminismo y el ecologismo nos proponen poner la vida en el centro. Cuidarnos como sociedad con la economía de los cuidados y cuidarnos como especie cuidando el planeta con la economía ecológica. El federalismo nos propone la cooperación y el pacto democrático entre identidades culturales, políticas o territoriales; la distribución normativa de las soberanías bajo el principio de la justicia social y la igualdad. Feminismo, ecologismo y federalismo tienen una sinergia alumbrada con la vieja luz de la fraternidad.

lunes, 8 de junio de 2020

Andalucía, el pacto de reconstrucción y la nueva ventana de oportunidad

Obra de José Piñar
Hace cuatro semanas, el 13 de mayo, escribía en este medio un articulo titulado “La nueva ventana de  oportunidad”La hipótesis que formulaba es que debido a la crisis sanitaria provocada por la pandemia de la covid-19 y su consiguiente crisis socioeconómica, todos los intereses sociales, ya de clase, ya sectoriales privados o públicos, ya empresariales cualquiera que fuese el tamaño de la empresa, habían vuelto la mirada al estado a la búsqueda de amparo; la transversalidad de esta demanda de protección alcanzaba esta vez también a sectores financieros con intereses importantes en la economía productiva temerosos de que una ola de quiebras de deudores los alcanzase como un tsunami. La conjunción S.O.S. enviados al estado desde todos los lugares de la sociedad indica, cuanto menos, un cambio de paradigma para la interpretación de lo que ocurre que nada tiene que ver con el paradigma neoliberal (sálvese el que pueda) y mucho con el paradigma de la ecología política (la resiliencia de un sistema se soporta sobre un conjunto de relaciones complejas de interdependencia).

Esta histórica confluencia en la demanda de protección del estado, reproducida en la práctica totalidad de los países de la UE, irrumpe, sin poder culpabilizar a ningún agente social o económico, el culpable es un agente biológico, un virus, después de decenios desde los años ochenta del siglo pasado en los que la doctrina neoliberal se instala en el corazón del poder político mediante los triunfos electorales de Margaret Thatcher (1983) y Ronald Reagan (1984). Un neoliberalismo que ha gangrenado las relaciones geopolíticas y destruido o limitado las democracias al promover la concentración del poder político para extirparlo con facilidad de los estados y los territorios institucionales, desviándolo hacia agentes externos no democráticos como la OCDE, el FMI o el BCE. En ese proceso los países europeos (salvo Alemania) fueron perdiendo soberanía monetaria al depositarla en el BCE, soberanía financiera con la reducción del peso de las bancas públicas (en España hasta el extremo), al tiempo que se imponían condiciones leoninas de límite de deuda que han impedido que los estados, sobre todo los del sur, canalizasen inversiones para salir de la espiral de recortes, deuda y más recortes con más deuda.

El virus lo ha cambiado todo. Quienes hasta hace unos meses eran enemigos o, en el mejor de los casos, adversarios con intereses contrapuestos, han devenido aliados coyunturales en su reclamación de políticas de estado que los salve de un futuro incierto.

A parte de la evolución de las posiciones alemanas desde el inicio de la crisis sanitaria en relación a la manera de financiar el gran desembolso sanitario y la posterior reconstrucción socioeconómica, enmarcadas en los movimientos tectónicos globales que está provocando el declive del imperio cultural americano bajo la batuta de Donald Trump y la definitiva emergencia de China como estabilizador tampón del metabolismo económico y político mundial, hemos de fijarnos en España en las acciones concretas de partidos, sindicatos, empresarios y otros grupos de interés.

Alemania sabe ya definitivamente que apretar con más deuda y condiciones de recortes antisociales a los países del sur más perjudicados por la pandemia, junto con Francia, supone el fuerte debilitamiento de su economía, de su mercado natural europeo, en un contexto de guerra de posiciones mundial. Por eso Merkel y Macron se estrecharon la mano para situar en el horizonte inmediato de inversiones 700.000 millones de euros, 140.000 para España, el 60% de transferencia directa y el resto con cargo a prestamos del conjunto de la Unión. Nada que ver con la manera en que se abordó la crisis de 2008.

En España, mientras PP y Vox berrean bravuconadas, Ciudadanos, el partido de Ana Patricia Botín y otros intereses del IBEX35, se aviene a colaborar con el gobierno de coalición; al tiempo que el gran empresariado, las PYMES y las organizaciones de autónomos firman acuerdo tras acuerdo con ministerios y sindicatos; el PNV estabiliza el sistema haciendo valer los intereses de Euskadi con diplomacia vaticana y los actores políticos periféricos a la ciudad estado de Madrid reducen, salvo torpeza concreta y puntual (ERC, Compromís), la entropía de su discurso político para sentarse en la mesa del pacto de reconstrucción a ver que pueden llevarse para su tierra.

El preacuerdo europeo y los movimientos situacionales de agentes políticos, sindicales y empresariales españoles son pruebas de que hay inteligencias sectoriales y de clase e inteligencias territoriales que están ya posicionándose para seguir la pista del dinero. En todas partes menos en Andalucía que nadie parece ver los hechos que describo.

Hay más, de todos los hechos que insinúan en España por donde va a soplar el aire de la nueva política europea, el hasta ahora más convincente que prueba la existencia de una nueva ventana de oportunidad es el manifiesto publicado el 20 de mayo con el título Por una recuperación económica sostenible. Un manifiesto impulsado y formado por una miscelánea de personas entre las que están Ana P. Botín, otras vinculadas a grandes empresas y al IBEX35, altos cargos sindicales, PYMES, investigadoras, científicos y científicas, economistas, representantes de partidos políticos desde Podemos al PP y otras de muy diversa procedencia, inquietudes e intereses.

No es un manifiesto típicamente ecologista, tampoco feminista ni de izquierdas, aunque también lo es. En este caso es lo de menos con la que está cayendo porque se desprenden del mismo aires progresistas verdes, de lucha contra el cambio climático, para la reindustrialización de Europa, el fortalecimiento del sector sanitario y la salud pública, la economía digital y del conocimiento. La iniciativa se apoya en el Pacto Verde Europeo como estrategia de crecimiento basado en tres pilares: digitalización, descarbonización y resiliencia, entendiendo que la competitividad y el medio ambiente van de la mano, porque si no hay sostenibilidad ambiental no hay sostenibilidad económica o social.

Deducimos por tanto que los nuevos dineros de fabricación europea, sean transferencia directa o créditos a nombre de la Comisión y avalados por el BCE, van a tener condicionalidades muy distintas a las del MEDE y los obligados memorandums con sus trágicos, inútiles y venenosos recortes. La condicionalidad será definida a partir del marco Green Recovery Alliance (Alianza para una Recuperación Verde).

La cuestión será que España coja el dinero y no corra hacia atrás enterrándolo otra vez en turismo y ladrillo bajo leyes de bonito nombre como las que está promulgando el gobierno andaluz. Si el gobierno español de coalición tira por la vía de la transición energética, la agroecología, la digitaización, la cultura, la lucha contra el cambio climático y la reindustrialización verde apalancada sobre buenas leyes laborales y para la igualdad de género, y justicia fiscal, entonces Casado y Vox ya pueden seguir con sus burradas trumpistas que las mayorías favorecidas por estas políticas ecosociales los ignorarán. Y parece que eso es lo que va a hacer.

¿Entonces por qué pongo en el título de esta artículo el nombre de Andalucía? Para que se den cuenta que con el actual gobierno de Moreno y Marín que ha colocado a Vox como jefe de la mesa de reconstrucción, Andalucía no tiene horizonte de futuro para salir de nuestra desigualdad estructural, nuestro alto paro, bajos salarios, alta precariedad, fugas de capital humano bien formado, rala industrialización e indigestión bulímica de turismo, ladrillo, hormigón y alquitrán. A lo que pueden sumar una oposición que se da la espalda, mirando en corto, sin iniciativa política como la que merecen los tiempos y cuyos aparentes aliados en el gobierno de España no tienen noticias de que aquí alguien esté desplegando las velas para recoger si quiera una brizna de viento europeo.

miércoles, 3 de junio de 2020

Última prórroga e Ingreso Mínimo Vital, un Gobierno fuerte


Este miércoles se aprobará en el Congreso la sexta prórroga del estado de alarma. Cuando ocurra, con amplios apoyos parlamentarios, salvo los votos voxeros y del PP, que llevan días fuera de la civilidad, y otros, como el diputado de Compromís, que confunde protección de la salud con qué hay de lo mío lo mismo que confundió álgebra con geometría al no saber que Más Madrid es menos España y consiguientemente menos País Valenciá.

Por encima del ruido de la prensa de derechas echada al monte, de los espacios televisivos repletos de ideología fake news, y de tertulias de radios conformadas por pseudoanalistas y autodenominados periodistas paniaguaos, que lo mismo no alcanzan ni el millón de euros patrimonial, lo evidente es que la última prorroga del estado de alarma se va a aprobar con una mayoría mayor que la mayoría de  investidura de Pedro Sánchez que dio lugar al actual Gobierno de coalición.

Las curvas de contagios, de positivos, de ingresos en UCI y de muertes están aplastadas, como gráfica y manualmente explicaba el doctor Fernando Simón que había que hacer para controlar la pandemia y evitar el desbordamiento del sistema sanitario, limitando así las muertes. Se ha hecho con las medidas gubernamentales tomadas durante el estado de alarma y con la colaboración mayoritaria de la ciudadanía española. Una ciudadanía que, fuera del virus del odio que algunos han propalado por WhatsApp, Twitter, cacerolas vacías de habichuelas golpeadas con cucharas de plata y manifestaciones motorizadas, se ha mostrado como la ciudadanía de un país civilizado, más civilizado en los barrios populares que en los barrios donde habitan los mercedes.

Entramos en la última prórroga con las curvas aplastadas gracias a la ciencia, a un Gobierno que ha tripulado el huracán Covid-19 llevando dentro del barco de la política parlamentaria unos cuantos camarotes infectados de intolerancia, ignorancia, y fascismo. No todo lo ha hecho bien, pero lo esencial y lo imprescindible sí, y eso es lo importante.

Con dudas y tensiones internas iniciales, pero con la determinación de una buena parte del Gobierno, se estableció, al contrario de lo que se hizo en la crisis del 2008, y muy al contrario de lo que hizo el primer Gobierno de Rajoy desde el 20 de noviembre de 2011 en sus primeros cien días, un plan de choque contra los despidos, las quiebras empresariales, el hundimiento de las y los autónomos, los cortes de suministro de servicios básicos, sumado a la ampliación y mantenimiento de las prestaciones sociales. Al mismo tiempo se negociaba con seriedad, convicción y argumentos en la Unión Europea para que, esta vez Europa no tomase el camino de la autodestrucción. No lo va a tomar, las noticias son alentadoras.

Este miércoles el Gobierno de coalición va a aprobar la última prórroga del estado de alarma, lo hará con una mayoría reforzada sobre la que invistió a Pedro Sánchez. Esos son los números por mucho que algunos se empeñen en hablar de un Gobierno quemado y débil. Este miércoles el Gobierno va a aprobar la última prórroga del estado de alarma después de haber firmado tres acuerdos con sindicatos y empresarios desde que comenzó su andadura. Este miércoles el Gobierno de coalición va a aprobar la ultima prórroga y anuncia la propuesta más estructural para avanzar en seguridad, bienestar y contra la pobreza procedente de Unidas Podemos, el Ingreso Mínimo Vital, desde que se aprobó la Ley de Dependencia de Zapatero. Propuesta de la que se mofaron primero, para repudiarla después, Ciudadanos y el PP (éste la llegó a llamar paguita en una campaña feroz).

El Ingreso Mínimo Vital que llegará a más de un millón de familias, una cuarta parte andaluzas, será convalidado en el Congreso la semana próxima con una mayoría aplastante. Solo Vox, novios del hambre y la muerte, va a votar en contra*. Ciudadanos, en su huida de la foto facha de Colón dirá que sí. ¿Y el PP? Pablo Casado se debate entre el sí o la abstención, finalmente votará también que sí (demoscopia, el 80% del electorado está a favor), mientras algunos de sus presidentes autonómicos, Moreno Bonilla (Andalucía), Feijó (Galicia) o el de Murcia lampan por gestionarlo para poner los membretes en una medida que no solo no pelearon sino que nunca la desearon.

Con este balance de resultados y a la espera de un mínimo de 140.000 millones de euros de la caja única de la Unión Europea, el voxinglerío puede seguir gritando, y el PP de Casado y Ayuso, con sus marquesas y Teodoros, puede seguir echado al monte. Mientras tanto el Gobierno de España, a lo importante, y todo el mundo menos Vox en la mesa de Reconstrucción. Si eso es debilidad del gobierno que venga Dios y lo vea.

*Finalmente en la votación del día 10 de junio de 2020 PP votó Sí y Vox se abstuvo. 297 votos a favor y 52 abstenciones.

lunes, 1 de junio de 2020

Moreno y Marín montan a Vox una mesa de autopsias


El despiste político de Moreno, presidente, y Marín, vicepresidente del gobierno andaluz, para ver por donde van los vientos de Europa para la reconstrucción económica, se ha demostrado palmario, de palmarla, al convertir la gran idea, copiada del gobierno de España, de montar una mesa de reconstrucción de Andalucía, en una mesa de autopsias. Al regalarle la presidencia a Vox a elegido, entre la vida o la muerte, a los novios de la segunda.

Moreno y Marín ignoran que el dinero fresco que Merkel, con el empuje francés y la demanda italiana, española y portuguesa, va a liberar porque a Alemania le va la vida en ello, no viene para ser enterrado en nuevos planes urbanísticos, recalificación de litorales, acoso a parques naturales y zonas agrícolas en espera de ladrillo, rotondas y alquitrán. Ignoran que ese dinero no vendrá para más de lo mismo.

Basta seguir los acontecimientos políticos/económicos en Europa y España para darse cuenta de que Moreno y Marín viven mirando para atrás y andando de espaldas hacia delante. Se van a dar un porrazo y van a llevar a Andalucía a la catástrofe, incluido al empresariado andaluz o con intereses en la economía productiva andaluza. ¿Hay vida inteligente en el Palacio de San Telmo? No lo parece.

Moreno y Marín no han visto, ocupados como están en exigir al gobierno central correr de fase en fase y tiro por que me toca, que los euros mancomunados del presupuesto europeo serán para sanidad, reindustrialización, modelo productivo verde, lucha contra el cambio climático, transición energética, construcción sostenible y para la rehabilitación, economía tecnológica, del conocimiento, la cultura y cosas así. Inversiones que bien dirigidas y gestionadas en Andalucía contribuirían a sacarnos de la desigualdad estructural a la que parece estar condenada nuestra tierra.

No, no parece haber vida inteligente en el gobierno andaluz. Moreno no se atreve a dar un paso por su cuenta saliéndose de la deriva “voxista” de Pablo Casado, Marín con ser vicepresidente y anunciar campañas mundiales de apoyo al turismo andaluz ya tiene ocupación de sobra. ¿Se puede ignorar más la realidad española, europea y mundial?

Más allá del “voxerío” y la falsa esperanza de PP neocoms de que el año que viene ella elecciones en España, más allá de su ceguera autodidacta, lo que se está configurando en España en términos de poder central, poderes territoriales, sindicatos, empresarios y demás organizaciones y movimientos de la sociedad civil, son los nuevos equilibrios de intereses similares o contrapuestos que gestionen las decisiones para dirigir las inversiones de los fondos europeos y propios procedentes de una nueva estructura fiscal, en la que sin duda va a avanzar el gobierno de coalición, con impuesto sobre el patrimonio, con limitación de la ingeniería fiscal de las grandísimas empresas, con tasas digitales europeas, o como sea, para acercarnos a la media de recaudación fiscal europea, alejados siete puntos como estamos.

Basta ver como se está moviendo el PNV, como se está moviendo Ciudadanos, el instrumento político de Ana Patricia Botín, como ha oscilado estos días ERC al percibir el olor del dinero (recuerdo irónicamente a Rufián y sus treinta monedas), como se posiciona el gobierno valenciano, e incluso como se abre en la ciudad Estado de Madrid, el camino hacia una moción de censura que desaloje del poder a Isabel Ayuso y con ello a uno de los principales obstáculos para que Madrid se apunte a la lista de perceptores de dinero europeo dedicado a la economía productiva y no, como es normal en esa ciudad estado, a la economía capitalina buitre especulativa y extractiva de las colonias a las que desde allí el poder invoca provincias españolas.

Moreno y Marín, no ven nada de eso, andan para adelante mirando para atrás. La prueba definitiva de lo que digo es que han puesto a Vox a presidir la mesa de reconstrucción de Andalucía convirtiendo al partido nefando, excisión del PP, en médico forense para la autopsia de la economía andaluza como cadáver yacente. La oposición ha huido de la fría sala marmórea porque no quiere ser testigo de la carroña sobre el cadáver de Andalucía.

Ni el mundo del trabajo, de las universidades, de los público, del empresariado, de las y los autónomos, de la cultura, ni siquiera el mundo de los intereses financieros en la economía productiva en Andalucía se merecen tan escasa visión estratégica del gobierno andaluz. Es deseable que esos mundos intervengan ya de manera real para sacar a Moreno y Marín del panteón de la ignorancia. Ojalá en esos mundos haya grandes reservorios de inteligencia capaces de cambiar la estrategia gubernamental andaluza de cara a crear las condiciones para que un poder andaluz influya en los repartos de estado. Que no solo serán de dinero, sino de dónde va cada cosa y quien la gestiona. Si eso no ocurre, las y los andaluces seguirán condenados a la precariedad y la emigración, y lo que quede de mercado compitiendo a la baja como destino turístico, oferta de apartamentos cuchitril, bares de día, copas de noche y precariedad, mucha precariedad.

La reconstrucción de la economía andaluza no puede estar en manos de los novios de la muerte, de quienes no creyeron nunca en Andalucía, de quienes votaron en contra de la propia mesa para los pactos de reconstrucción. La vida inteligente en Andalucía, empresarial o sindical, de clase o de causa, debe exigir al gobierno, al PP y Ciudadanos, que rectifique, que cambie la mesa de autopsias por una verdadera mesa de reconstrucción. Andalucía no necesita muerte, formol y bronca, necesita inteligencia y decisión. O eso, o la propia sociedad, empresarios, sindicatos y otras organizaciones civiles y empresariales, deberían impulsar una mesa propia que marque el paso de Moreno y Marín y busque la interlocución directa con el gobierno del estado.

O la sociedad andaluza se empodera o el forense Vox certificará la defunción económica de Andalucía flanqueado por los enterradores Moreno y Marín. Dios no lo quiera.