martes, 30 de agosto de 2022

Guerra y energía


Una situación critica en términos de precio de la energía está conduciendo a la alta política en Bruselas a replantearse el modo en que está regulado el mercado eléctrico en la UE. Pero la situación dramática estaba ya anunciada antes de la guerra de Ucrania, la guerra ha acelerado la visión de la segura catástrofe si seguimos sin querer afrontar el verdadero problema.

Los fósiles y la nuclear producen cambio climático, dependencia exterior extrema, concentración de poder, riesgos inasumibles para la humanidad, destrucción de países, expolio colonial, muerte, guerras y emigración. Desigualdad local y global.

La necesidad de reformar un mercado eléctrico intervenido en favor de los lobbies energéticos era evidente con guerra en Ucrania o sin guerra en Ucrania. Un mercado marginalista con normas para facilitar la acumulación de beneficios de los grandes grupos propietarios de productoras y comercializadoras es sencilla y llanamente capitalismo neoliberal. La formación de leyes en el estado solo para beneficio de unos pocos.

La causa principal, coyuntural, de la subida del precio de la energía es haber hecho una apuesta bélica para “solucionar” la guerra en Ucrania, en lugar de una apuesta diplomática que tal vez la hubiese parado en las primeras semanas. Disculpen la broma en la tragedia, lo salado no se borra con más sal ni lo dulce con mas azúcar, la guerra no se apaga con más guerra.

En lugar de ahondar en la diplomacia, y actuar decididamente a favor de la conversión del modelo energético hacia las renovables, con el vector hidrógeno, la política de la UE ha ido a equiparar como verdes la nuclear y el gas. Una aberración científica. En lugar de tomarse en serio la reducción drástica del consumo energético con políticas efectivas sobre el transporte, la edificación, la industria, la agricultura, el comercio o el consumo, se pretende sostener el sistema quemando carbón y aumentando la vida de las nucleares. Riesgo sobre riesgo.

Esto ocurre en Europa, con una Alemania cogobernada por liberales, socialdemócratas y, atención, verdes (convertidos al belicismo), que vuelve a quemar carbón como en los tiempos de la lluvia ácida que dañaba la salud de la naturaleza, la agrícola y humana. ¿Quiénes mandan de verdad? En la agenda política de Macron y Scholz está incrementar el riesgo de accidente nuclear en territorio europeo alargando la vida de las viejas y obsoletas centrales nucleares. Parte del gas ruso que ya no llega se está sustituyendo por gas de fracking de EE.UU. La política ambiental, la lucha contra el cambio climático (qué verano estamos viviendo) y la reducción de la dependencia, a la mierda. Nuestra soberanía en manos del decadente imperio americano, de Rusia y de China. Qué listos nuestros gobiernos.

Para afrontar la escalada de los precios de la energía y sus consecuencias para las mayorías sociales y las empresas productivas es preciso parar la guerra. La principal política europea de defensa debería ser instigar una solución diplomática y no alimentar el combate. Sí mister Borrell, preferimos la mantequilla a los tanques, somos mejores que usted. Con la guerra están ganando los lobbies del armamento, los de la energía y las materias primas, y seguirán haciéndolo. El principal damnificado es el pueblo ucraniano pero toda la humanidad está en riesgo extremo.

En este momento los gobiernos europeos saben del riesgo de insurrección de la población, basta ver lo que está pasado en Reino Unido, los avisos en España, Alemania y Francia, y recordar las movilizaciones de los chalecos amarillos en Francia o el transporte en España. El fascismo acecha en Italia sin camuflaje. Es evidente que hay que intervenir sobre los precios de la energía y subvencionar su acceso a las capas más desfavorecidas. Acabar con el mercado eléctrico marginalista era una necesidad antes de la guerra en Ucrania, ahora es imperioso. Produce beneficios caídos del cielo a las eléctricas y energéticas, propiedad de señores que viven en mansiones lujosas para los que el mundo es un cortijo de su propiedad.

Pero no basta. Mucho menos quedarse solo en la extensión del “modelo ibérico”. Se precisa un verdadero control público de todo el proceso de producción, distribución y comercialización de la energía. Se precisa al estado como propietario. Son imprescindibles empresas públicas de energía y banca pública que las ampare en caso de necesidad. Empresas que, en competencia con las privadas, establecerían directamente las condiciones para que el acceso a la energía no fuese un factor determinante en el incremento de la desigualdad. Esa es la auténtica reforma del mercado energético que necesitamos en España. Y ayudar a parar la guerra. Dicen, como siempre, que no se puede, pero sí, sí que se puede.

Publicado en La Voz del Sur y en La Última Hora Noticias

domingo, 19 de junio de 2022

La suma no es más


Lo dramático de este artículo es que estaba escrito hace una semana. No lo publiqué para no meter distorsión en una campaña de la izquierda que ya venía cuesta arriba desde las fotos de la feria de abril.

Queda demostrado que tratar Andalucía como colonia cuando se viene por la izquierda no produce resultados. Los mejores resultados de Julio Anguita, andaluz de Córdoba, llevaban el marco “Convocatoria por Andalucía”. Nadie vino de Madrid tocando la gaita a decir lo que teníamos que hacer sin saber bailar sevillanas, mucho menos sin querer aprender a bailarlas. La foto de la feria de Sevilla lo dejó claro. Canjear Andalucía por Madrid se paga. Cuando el referéndum del 28F de 1980 la derecha ucedista pagó con 37 años aquello de “Andaluz este no es tu referéndum”.

Desde la foto de la feria de abril hasta el acto de Por Andalucía en Málaga el día 12 de junio, pasaron semanas sin que se viesen banderas de Andalucía de forma relevante, ni en el escenario ni entre el público. Las banderas no son trapos, como las palabras no son letras, son símbolos, tienen semántica y etimología. En Andalucía, la bandera republicana es la verdiblanca. La que Abu Asbag iben Arqam, poeta andalusí de la cora de Guadix, describe sobre la alcazaba de Almería en el siglo XI: Una verde bandera, que se ha hecho de la aurora blanca un cinturón, despliega sobre ti un ala de delicia, que ella te asegure la felicidad al concederte un espíritu triunfante. La primera referencia escrita a una bandera europea. En Andalucía, desde 1977, la bandera de la libertad es la arbonaida. Por lo que significa: escuelas gratis medicina y hospital, que vuelvan pronto los emigrantes, haya cultura y prosperidad. La murga de los currelantes no se canta con gaitas ni con eses silbantes.

Andalucía es la clave de bóveda de un proyecto posible plurinacional para España. Que la haya tomado la derecha va a obstaculizar ese proyecto. Tamaño, población e identidad fuerte, tan fuerte como que no necesitamos idioma propio para sentir Andalucía en las venas. Nuestros acentos, diversos y del sur, y nuestro flamenco universal son nuestro idioma. Oír a Rigoberta Bandini, a la que podemos admirar, en los actos de Por Andalucía, da una idea de cómo se ignoraba nuestra fuerza cultural. Esa que hay que poner al servicio de un proyecto andaluz y de estado de profundización democrática, un proyecto plurinacional con Andalucía como la que más. Esa que es el imprescindible sostén para luchar contra las causas estructurales de nuestra desigualdad. Otra vez será para la izquierda andaluza, en Andalucía el andalucismo es pan de futuro.

En Andalucía, la bandera republicana es la verdiblanca

El punto virtuoso del papel de Andalucía por sí, por los pueblos, por España, por la humanidad es el cruce entre la defensa de nuestros intereses y la voluntad de poder andaluz y poder en el estado, voluntad de gobierno y voluntad de sumar a un bloque de dirección histórica confederal capaz de defender un proyecto de ruptura con el régimen del 78. Como Melenchón en Francia pero a la española, es decir, a la andaluza.

Lo ha escrito Ivan Redondo, proyecto Yolanda Díaz sí, pero con el motor Podemos y creyéndose de verdad la plurinacionalidad en Andalucía. Veremos próximamente si la conductora ha gripado su futuro en la feria de abril. No porque Podemos sea lo más de lo más, sino porque es símbolo, como la bandera de Andalucía, de proyecto de voluntad de poder. No solo de voluntad de hacer el papel de una izquierda del PSOE dócil. Efectivamente los partidos no son lo relevante, lo relevante son los proyectos políticos que defienden. La suma no es más, ha quedado demostrado, la suma es tener un proyecto de estado que no sea un PSOE Bis, con el que parecen estar encantadas las baronías del PSOE, los poderes mediáticos madrileños y hasta las derechas centralistas. La suma no es tener un proyecto sin verdadera voluntad de poder, la suma no puede ser la construcción de un nuevo Ciudadanos con apariencia de PSOE por la izquierda, la suma no es afirmar la plurinacionalidad y bloquear el poder andaluz con alianzas forjadas en Madrid.

Publicado en La Voz del Sur y en La Última Hora Noticias

viernes, 17 de junio de 2022

Andalucía, ¿tierra de esclavos?


Andalucía es nuestra matria, tierra de promisión, espacio de cultura milenaria y ámbito por el que lucharon y se sacrificaron las generaciones pasadas. Este 19J Andalucía se juega seguir siendo tierra para la convivencia en paz de las actuales y futuras generaciones, o doblegarse como tierra de esclavos. Debemos construir un país próspero y culto y no un territorio de esclavitud sometido a los designios de capitales externos o a dirigentes de otros pueblos o regiones políticas. O sometido al centralismo de Madrid.

Por eso es tan importante en este momento votar pensando en Andalucía. ¿Y qué significa votar pensando en Andalucía el próximo 19 de junio? Significa elegir opciones electorales progresistas y de izquierdas. El voto progresista es una obligación de todos los que anhelamos una vida justa, digna y con igualdad de oportunidades para todo el que viva en Andalucía, haya nacido aquí o en otro lugar del mundo. Defendemos el voto ideológico porque es el que más puede beneficiar la vida de andaluces y andaluzas, de las empresas y de los autónomos de nuestra tierra, de nuestra nacionalidad histórica constitucional.


Pedimos el voto para la izquierda porque sabemos que, si el 19J vence la derecha, la desigualdad seguirá creciendo en los próximos años. Que si no gana la izquierda progresista peligrarán muchos derechos cuya conquista ha costado sangre y sufrimiento a varias generaciones de andaluces y andaluzas. Andalucía perderá el tren del progreso y será empujada al corral de las colonias de Madrid, relegada a la condición de patio trasero de España. Eso, que ya sucede de un tiempo a esta parte, se acelerará de forma vertiginosa si se registra una victoria rotunda de la derecha. Si el 19J gana la derecha, gana el patriarcado y pierden las mujeres de nuestra tierra.


La derecha se empeña en lucir la etiqueta de moderada, cuando en realidad su etiqueta es la de la indolencia, ha gobernado Andalucía de manera continuista y pasiva, mirando al pasado lejano y al pasado reciente, la ha gobernado apoyada desde fuera por quienes solo inyectan conflicto y violencia en las relaciones sociales. La suma de las derechas formará un gobierno con la extrema derecha en su seno, un gobierno cuyos intereses no sólo están fuera de Andalucía, sino que son contrarios a Andalucía. Su candidata ni siquiera reside en Andalucía. La derecha y la ultraderecha quieren apropiarse de Andalucía para someterla al centralismo colonial, entregarla a los intereses de las fortunas radicadas en el paraíso fiscal que es Madrid. Son derechas que llevan todo este tiempo intentando enterrar el nombre de Andalucía bajo la palabra España.


Tenemos que decir a las claras que el actual gobierno andaluz de derechas sintoniza con la ideología de la barbarie. Si la derecha y la ultraderecha suman, como indican las encuestas, la barbarie entrará en el gobierno andaluz. Andalucía estará gobernada por gente que apoya llevar armas, que no reconoce la existencia de la violencia machista, que desprecia la ciencia y niega el cambio climático y sus consecuencias, que coquetea con los movimientos antivacunas y los terraplanistas. Gente que defiende que sólo quienes puedan pagárselo tengan asistencia sanitaria, educación u otros servicios imprescindibles para una vida digna y con igualdad de oportunidades.


Por todo eso, votar Andalucía este 19J es impedir que nuestra tierra se convierta en un valle de lágrimas para las mayorías sociales. Mayorías que necesitan justicia fiscal y no reducción de impuestos a las rentas altísimas o a los ricos. Andalucía necesita un gobierno que se tome en serio los grandes servicios públicos, que aumente la inversión en sanidad, educación, universidades, cultura, políticas de igualdad, tejido empresarial e industrial y protección ambiental. En definitiva, que se tome en serio nuestro Estatuto de Autonomía.


Votar Andalucía es votar para tener un gobierno que no busque el enfrentamiento con otros pueblos y naciones del estado. Para tener un gobierno que exija las inversiones que nos corresponde por tamaño territorial y poblacional y para reducir los déficits estructurales de inversión pública, que hasta ahora han servido fundamentalmente para profundizar en el poder centralista de Madrid. Madrid no es España y Andalucía no puede ser propiedad de Madrid.


Andalucía necesita un gobierno que exija inversiones ferroviarias que articulen nuestro territorio y lo conecten ágilmente con Europa y África. Un gobierno que exija inversiones en industria, que ponga Andalucía a la vanguardia de las energías renovables, de la agroecología, de la economía de la salud, de las tecnologías electrónicas, de la industria cultural. Un gobierno que reduzca nuestra dependencia de sectores como el turístico o la construcción, que van al límite de sus posibilidades de desarrollo. 


Andalucía necesita un gobierno que promueva una economía con mayor productividad y valor añadido, al tiempo que garantice trabajo digno, con derechos y reducción drástica del desempleo. Un gobierno que corte la sangría que supone la emigración de nuestra juventud, la mejor formada y peor tratada de la historia. Que reduzca los altos índices de pobreza, desigualdad y agresiones ambientales que sufre Andalucía.


Desde la asociación Andalucía y Democracia creemos que hay motivos más que suficientes para movilizarse, para ir a votar mirando al futuro, al progreso. Votar a la izquierda es poner nuestra fuerza como pueblo al servicio de nuestro futuro. Votar a la derecha es poner nuestra fuerza a trabajar en beneficio de intereses extraños a nuestra tierra. El 19J hay que votar con la alegría y la esperanza de que lo hacemos por nuestra matria, Andalucía.


Andalucía y Democracia


Publicado en La Voz del Sur y en Publico


lunes, 6 de junio de 2022

La opinión publicada ceniza


Escribe Ignacio Sánchez Cuenca en CTXT un artículo titulado La izquierda ceniza en el que acusa a la izquierda, no quiere ser explícito en el señalamiento, de no alegrarse con los pequeños logros sin tener por ello que renunciar a seguir en las denuncias y luchas contra las situaciones de opresión y desigualdad que se enquistan. Con buen criterio el texto ha sido enmarcado por Contexto y Acción con la palabra en mayúsculas DESMOVILIZACIÓN. De modo que no soy solo yo quien piensa que existe una opinión publicada ceniza, en el campo progresista. Siempre que la izquierda toca o puede tocar bola con poder real para transformar la realidad en favor de amplias mayorías sociales aparecen cenizos en el campo de la opinión publicada.

El caso está en que la intencionalidad del artículo es, a primera vista, elogiable. Alegrarse produce dopaminas, le viene bien a la izquierda ser alegre. La esperanza en la izquierda no nace del gruñido, ni de la melancolía, ni del anuncio del colapso. Alguien dijo alguna vez que ningún triste gana elecciones. Matizo lo de la esperanza en la izquierda, porque la izquierda no promete, como hace la religión, consecuencia de nuestras acciones en la tierra, un reino de los cielos. La izquierda busca que la vida para todo el mundo sea mejor y no un valle de lágrimas.

Sánchez Cuenca se comporta como el profe que regaña al alumnado que asiste a clase por el comportamiento indolente de quienes no asisten. Regaña a la izquierda que empuja mejoras desde el gobierno por el comportamiento de quienes no quieren gobernar en su pureza o de quienes, gobernando, llevan el freno de mano echado para limitar el alcance de sus promesas electorales. Del mismo modo que otros enmarcan los déficit educativos del comportamiento social, en la culpabilidad de los centros de enseñanza y su personal docente, cuando en realidad buena parte del problema está en los mensajes que lanzan las grandes cadenas de televisión a padres, madres, niños y niñas con su programación basura y sus fake, su griterío sin argumentos y su falta de interés por la verdad. Ni el feminismo, ni la ecología, ni la lucha contra la xenofobia, la homofobia o la desigualdad, triunfarán si antes no ha triunfado la democracia en los grandes medios. Y si no ha triunfado es por una cuestión de propiedad, de capital, de quien tiene el parné, aunque pueda haber ejemplos de que el oligopolio mediático puede enfrentarse con inteligencia comunicativa.

Le disculpo a Sánchez Cuenca, la alusión a la energía nuclear de fusión, que pone como ejemplo de esperanza que la izquierda no es capaz de admitir. El autor de La izquierda ceniza no sabe de lo que habla en este tema. Sin entrar en que esa energía hace decenios que siempre se promete para de aquí a cincuenta años, desconoce por completo las consecuencias políticas de tamaña concentración de poder energético y las entrópicas, físicas, de una disponibilidad de energía atómica a ojos humanos infinita.

Pero al tema. Me pregunto: ¿a qué izquierda actual se refiere con el calificativo de ceniza? Y, si existe, ¿tiene ocupado tanto espacio como el autor hace ver? ¿No estará contribuyendo Sánchez Cuenca a amplificar su importancia como aquello de "No pienses en un elefante"? Yo lo que veo es una izquierda en el gobierno que consigue cosas, algunas muy relevantes en plena pandemia, y a otras izquierdas y menos izquierdas del bloque de investidura que tensan al PSOE por la fuerza de los números en el Congreso a posiciones sociales, progresistas, ecologistas, feministas republicanas y plurinacionales. ¿No será que el problema está en que los grandes medios de comunicación públicos y privados son muy mayoritatiamente de derechas y alimentan, como si de un fantasma se tratase, la idea de la existencia real de una izquierda ceniza? Para que periodistas, tertulianos y demás progresía mediática hable de que el problema es la izquierda ceniza, cuando en realidad el problema son ellos mismos y el propio PSOE, cuyo freno de mano a los avances echa chispas produciendo carbonilla y cenizas en el motor del cambio hacia una profundización democrática.

Eso sí, como se está demostrando en la campaña electoral andaluza, tanto el candidato del PSOE como Pedro Sánchez lucen en sus mítines y entrevistas todos los logros que les ha sacado la izquierda ceniza con inteligencia, alegría y tesón. ¿No será que hay una opinión publicada que, queriendo o sin querer, está tratando, como hicieron cuando Julio Anguita, reducir la actual fuerza gubernamental de la izquierda a ceniza para que su señalamiento cenizo se cumpla de verdad? A Anguita, desee posiciones similares, lo llamaron también iluminado y cenizo. ¿No será que en la capital del reino se oyen cantos de sirena para que la izquierda gourmet se desprenda de la izquierda para acabar luego achicharrada entre las cenizas?

miércoles, 27 de abril de 2022

Que Andalucía vote por Andalucía

El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, ha convocado elecciones arrastrando los pies. Toda la legislatura agradecido, en la práctica, al legado de Susana Díaz. Ninguna iniciativa política en defensa de intereses transversales del sistema productivo andaluz. Continuidad. Andalucía sufre un gobierno mortecino, dependiente de los intereses partidistas del PP con sede en la capital del reino.

Si la autonomía andaluza, conseguida mediante la movilización, 4D de 1977, y el ejercicio del derecho a decidir, 28F de 1980, se relaciona con la educación y la sanidad pública, el retorno de la emigración, la asunción de la cultura propia como elemento de identidad universal y con la prosperidad transversal y su distribución territorial, el presidente andaluz es antiandalucista, tanto como el nacionalismo español de Ciudadanos o Vox.

Todo lo que simbólicamente representa la bandera de Andalucía va en retroceso. El gobierno del PP y Ciudadanos ha ignorado derechos sociales, ambientales, laborales, de género, de memoria histórica, y culturales. Un imposible retorno al pasado de la economía del crédito y la especulación urbanística. Desarrollo agrario, industrial y tecnológico, cero. Desempleo estructural, emigración cualificada, escasez de oferta pública de empleo y precariedad laboral, mil. Privatizaciones, adelante España.

El bloque de dirección de estado, en definición estratégica de Pablo Iglesias, es plurinacional. Sin reconocimiento de la plurinacionalidad es imposible tener fuerza de cambio progresista. El PSOE juega en el pliegue entre España entendida como un corsé centralista monárquico limitante de derechos, lo que asume como partido del régimen, y la España plurinacional, mosaico con características políticas, económicas y culturales diversas, obligado por los números parlamentarios.

El neoliberalismo busca la anulación de los poderes territoriales para reducir la complejidad de sus relaciones de fuerza. El federalismo republicano, confederalismo si quieren, es el marco político más potente para enfrentarse al proyecto de la derecha de poner el estado al completo servicio de las elites globales. Ignorar políticamente la potencia política y cultural de Andalucía, como elemento decisivo en el avance hacia la democratización del estado, es dejar las puertas abiertas para la expansión de la ultraderecha. Lo que hizo el PSOE susanista hasta que las elecciones de 2018 lo extrajeran del poder.

El presidente andaluz colocó en su solapa la corona real sobre el escudo de Andalucía. Vasallaje. Un proyecto andaluz que aspire a gobernar de verdad democratizando las relaciones de poder, debe poner en el centro el republicanismo federal. Las elecciones andaluzas del 19 de junio las convoca un presidente que arrastra los pies para eludir los debates que a Andalucía importan. El frente progresista, con voluntad de poder, conformado en torno a Podemos Andalucía e IU-A, ha de activar la esperanza instigando que Andalucía vote por Andalucía.

domingo, 10 de abril de 2022

Andalucía, la bandera es nuestra esperanza

Se aproximan las elecciones andaluzas. Toni Valero, líder de IU Andalucía, reflexionaba en Córdoba sobre el frente amplio andaluz. Su discurso definía un amplio marco progresista para cultivar la esperanza: el andalucismo de izquierdas federal y republicano, clave de bóveda para que Andalucía se defienda a sí misma y sume en un estado plurinacional justo. Ese marco trazado con los vectores del feminismo, el ecologismo y el socialismo es la puerta de la esperanza en Andalucía.

Que el PP está maniatado por Vox es una realidad tangible. Imposible un PP centrado, europeísta y democrático por mucho que Feijóo se empeñe y Sánchez ayude. Da lo mismo que sea estrategia de comunicación o trasunto veraz, la moderación práctica del proyecto conservador español es, hoy por hoy, una ilusión óptica. El PP, tres veces condenado por corrupción, lleva en su cogote el rugido neofascista. Si fiscalía y justicia investigan en serio el latrocinio comisionistade Ayuso y Almeida, consumado mientras morían ancianos abandonados en las residencias y circulaban fakes con ataúdes en la Gran Vía, se limitará el campo de reconversión del voxificado PP, al tiempo que se fortalecerá, por desplazamiento espectral, el espacio de ultraderecha.

Los medios de comunicación españoles, domiciliados en Madrid, han construido un fortín ultra. Las elecciones andaluzas revelarán si los grandes grupos de comunicación están dispuestos a achicar el espacio de Vox o a sostenerlo. Andalucía no tiene ecosistema mediático propio. La prensa y las televisiones hechas desde Madrid despacharon a Albert Rivera en tres semanas, a Pablo Casado en tres días. ¿Derribarán a Vox? No está en sus planes. Ese es el gran problema de la supuesta estrategia de moderación de Núñez Feijóo y Moreno Bonilla.

El presidente andaluz del PP pedirá el voto útil del PSOE con el argumento de que así anulará su dependencia de Vox. Pretende capturar el voto del hundimiento de Ciudadanos y aumentar el espacio por el llamado “centro izquierda”. Tiene sentido, la marca PSOE-A es una vieja conserva en la despensa de parte de su electorado más derechizada. Los dóberman se soltaron contra Cataluña, ladran en Madrid y campean en Andalucía. Si le dan los números Juan Manuel Moreno Bonilla gobernará con Vox.

La izquierda andaluza aventura la construcción estratégica de la esperanza. Pensar en términos electorales hoy es pensar más allá de los resultados en las elecciones andaluzas. La ambición política requiere activar un proyecto andaluz engarzado en un proyecto democratizador de estado. Sumar es responsabilidad y lealtad, la unidad basada en puestos en listas es trágica. La esperanza andaluza la cantó Carlos Cano“Amo mi tierra, lucho por ella, mi esperanza es su bandera, verde, blanca y verde”. Las banderas, como las palabras, tienen semántica y etimología. La andaluza es pueblo cultural e histórico, federal y republicano, es democracia y derechos. Lo que Toni Valero expuso como elementos sonoros constitutivos del frente amplio andaluz. La verdiblanca debe ocupar lugar privilegiado en ese proyecto federal de la izquierda andaluza. La bandera es su esperanza, la esperanza es nuestra bandera.

lunes, 4 de abril de 2022

Feijóo usa la palanca andaluza


Ignorar una comunidad de tamaño territorial y poblacional equiparable a Austria o Portugal, con sensibilidad histórica electoral progresista, al contrario que Castilla y León, es tácticamente falta de ambición de victoria, estratégicamente carencia de proyecto de país. Andalucía con más del triple de población que Galicia, aporta al Congreso sesenta y un representantes, Galicia veintitrés.

Alberto Núñez Feijóo no ignora Andalucía, se apoya en Juan Manuel Moreno Bonilla, oculta el España es Madrid de Isabel Díaz Ayuso, y marca distancia con Vox afirmando la diversidad del estado de las autonomías. En el XX Congreso Nacional Extraordinario del PP, celebrado este pasado fin de semana en Sevilla, Feijóo se definió en la España que dibujó Andalucía en la constitución de 1978 y ratificó en referéndum el 28 de febrero de 1980. El nuevo presidente Popular busca gobernar España algún día abriendo la posibilidad de apoyo al PNV y a la derecha catalana, algo imposible con un PP montaraz que siguiese la estela de Vox.

Pedro Sánchez ignora Andalucía. Al contrario que en Cataluña, donde depositó todo su potencial con el exministro Salvador Illa, el PSOE en el sur es la continuidad de Susana Díaz sin Susana Díaz. El mismo que agarró la bandera de España contra Cataluña alineado con el discurso de Felipe VI del 3 de octubre de 2017, el que abrió la cancela a los dóberman de Vox. Antes había olvidado la bandera andaluza de los derechos sociales, deteriorado el Servicio Andaluz de Salud y la educación pública, y aplicado los recortes de Rajoy con disciplinada “lealtad institucional”. El candidato, desconocido fuera de Sevilla, Juan Espadas, parece menos autonomista que el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, menos que el Núñez Feijóo del discurso del sábado, 2 de abril, en la capital andaluza.

Feijóo intentará recuperar el gobierno del estado para la derecha trazando un mapa estratégico conservador con línea de fuerza atlántica, Andalucía-Madrid-Galicia. Sobre ese eje fortalecerá el conservadurismo hispano e intentará reducir el campo dóberman. Si la fiscalía europea tira de la manta de los contratos pandémicos de Madrid, le será de utilidad para debilitar el voxismo liderado por Díaz Ayuso y su apoyo mediático madrileño. El eje conservador atlántico es el pasado, el mismo pasado que el PSOE añora cuando tira del freno de mano de los avances sociales, ambientales, de género y democráticos dentro y fuera del gobierno de coalición.

La confrontación estratégica para el avance progresista democratizador pasa por el empuje de la línea mediterránea europeista: Andalucía-País Valencià-Cataluña. Como dice Enric Juliana: mapas, mapas, mapas. El proyecto estratégico de estado federal es la idea fuerza del progresismo democrático en España. Andalucía, por su peso, inclinará la balanza hacia el eje atlántico o hacia el mediterráneo. Al bipartidismo conservador puede enfrentarse un proyecto de bloque histórico democrático con voluntad de poder, voluntad de gobierno de estado, defendido sobre un contrafuerte de federal. El PSOE tendrá que decidir pasado o futuro; Feijó le tenderá trampas bajo el epígrafe de pactos de estado.

Al PP le ha salido bien su XX Congreso celebrado en Andalucía. No sería raro que el presidente andaluz convocase elecciones para junio. ¿Para qué esperar más en tiempos políticos tan convulsos pudiendo surfear con Feijóo la estela de la “moderación”? Sin oposición auténtica por parte del PSOE, la urgencia en la izquierda andaluza cobra intensidad. Se requiere un proyecto estratégico electoral federal que apunte al futuro. Sin liderazgo aún definido en Andalucía, su fuerte identidad cultural y progresista vería con buenos ojos que el potente liderazgo estatal de Yolanda Díaz, demostrada su capacidad de gestión, ayudase en el sur.

Lo importante no es las sumas de siglas, aunque sea bienvenida. Demasiada mitología mediática interesada en amplificar la idea de división de la izquierda andaluza, como si Andalucía fuese Sevilla. Lo relevante es un proyecto propio que afronte los problemas estructurales de la tierra que dibujó el mapa autonómico del estado. Partimos de un sistema de salud pública debilitado, un sistema educativo en estado crítico, mucha precariedad laboral y desempleo, desindustrialización, desarticulación territorial por ausencia de ferrocarril, centralismo de poder capitalino, deterioro de las condiciones de vida en el campo, y de una economía que, a pesar de nuestro potencial renovable, está enchufada a los fósiles.

Los marcos progresistas de la justicia federal, la auténtica bandera blanquiverde, están en los campos semánticos de la ecología y el feminismo bajo el paraguas de defensa y reivindicación de derechos sociales y democráticos. Soberanía, con voluntad de tener peso en la transformación del estado, con voluntad de poder, voluntad, no de Pepito Grillo, sino de gobernar dentro y fuera de Andalucía.

El campo democrático progresista necesita la fuerza de Andalucía para tener fuerza en el resto de España. La Andalucía progresista, construyendo su futuro, puede ayudar estratégicamente a construir el del estado. Núñez Feijóo y Moreno Bonilla no ignoran Andalucía, por eso se disponen a usar la palanca andaluza para afianzar su conservadurismo. Pedro Sánchez y Juan  Espadas, si lo saben lo ignoran. La izquierda progresista, feminista y verde ni debe ni puede desconocer el peso del sur.

Publicado en La Última Hora

martes, 8 de marzo de 2022

Contra el ardor guerrero

 


La invasión de Ucrania por Rusia es un acto criminal e ilegal. Las cifras de refugiados son el mayor indicador de la barbarie de la guerra iniciada por Valdimir Putin. La guerra es el fracaso de la diplomacia. Pinta que la verdadera intención de llegar a acuerdos con Rusia por parte de los EE.UU y la UE ha brillado por su ausencia. Lo que sabíamos es que el gobierno ruso pedía que Ucrania no se integrase en la OTAN. Moscú no podía entender la implantación de misiles a menos de seiscientos kilómetros del Kremlin.

Dos crisis similares el siglo pasado se saldaron con acuerdos diplomáticos, la de los misiles de Cuba y la de los Pershing en la alemania federal. Los misiles con capacidad nuclear se retiraron. Eran tiempos de guerra fría, la escasez de combustibles y de materias primas, junto con el cambio climático, no se habían revelado como auténticos límites a los modelos productivistas de un lado y otro del telón de acero.

Los EE.UU tienen gravísimos problemas internos y externos. Se han visto con el asalto al capitolio y con la retirada de Afganistán. Su hegemonía imperial está en decadencia. China, sin actitud gendarme bélico, ha conseguido ser la fábrica del mundo, mantiene relaciones comerciales de mutuo interés con multitud de países. El sudeste asiático, India, Pakistán, más de la mitad de África y buena parte de América latina tienen fuertes vínculos de mercado de materias primas y manufacturas con China.

Europa, a las órdenes del neoliberalismo angloamericano, entregó las fábricas a China y el modelo neoliberal de política financiera al FMI. La crisis que emerge en 2008 es la de un modelo económico que vivió durante, al menos, dos décadas con los pies colgando, sin conexión con la economía real. La economía del crédito quebró y arrastró España a la catástrofe. Sufrimiento, desahucios, suicidios, emigración cualificada, precariedad, ausencia de oferta de empleo público, sumen y sigan.

Llegó la pandemia y reveló la verdadera situación de Europa. Dependencia de materias primas, productos sanitarios y tecnológicos, dependencia agraria y, lo peor, dependencia energética. Todo ello sin política exterior propia ni modelo defensivo desconectado de los intereses del imperio americano.

España se ha puesto a la cabeza europea del ardor guerrero. Ni Makron en Francia, potencia nuclear con el mayor ejercito de la UE, ni Scholz en Alemania, enganchada al gas Ruso, ni Draghi en Italia, con fuertes intereses comerciales en Rusia, hinchan tanto el pecho bélico como el presidente del gobierno de España. Aquel viejo OTAN de entrada no, que dijeron que no era para entrar en su estructura militar, ha devenido un OTAN sí con todas las consecuencias. Borrel es el máximo representante de la antidiplomacia europea al servico de intereses geoestratégicos que condena a Europa a la dependencia y la decadencia.

Sé que vivimos un momento critico. No soy amigo de la certeza. Le leí una vez a George Steiner que la ciencia está llena de verdades enterradas. Me parece que hay una parte de la izquierda que no ha comprendido el momento histórico. Que, con sus razones, vive anclada emocionalmente en un tiempo mítico de luchas anterior a la bomba de Hiroshima. Costó mucho que la izquierda interiorizara la fuerza de la razón del feminismo. El ecologismo, con su pacifismo inherente, son vectores contituyentes del ecofeminismo. Alinearse con el PSOE de Sánchez en su ardor guerrero y el envío de armas ofensivas a Ucrania, para que la población se enfrente a uno de los ejercitos más poderosos, tecnificado y nuclear, es una nueva forma de subalternidad. Enfrentarse a Rusia con la OTAN, única forma de equilibrar el conflicto, es un suicidio nuclear colectivo.

Cuando vengan los próximos recibos de la luz, cuando la inflación se salga de todo límite, cuando llenar el depósito sea un drama en el bolsillo, cuando el peso de los salarios se reduzca ante el precio de las cosas de consumo habitual, cuando las cancillerías europeas se reúnan para decidir quién y cómo paga la factura directa e indirecta de los daños de guerra, al PSOE le bajará la fiebre bélica. Porque las intenciones son, como siempre, que la factura de esta guerra de invasión de Rusia la paguemos el pueblo llano, como siempre. Unos lo pagarán en muerte y otros deteriorando su vida y sus derechos.

La paz y la diplomacia son el único camino camino. Hoy no a la guerra es no al envío de armas a Ucrania para que muchachos, hombres y ancianos sean carne de cañón ruso.

Publicado en La Voz del Sur

domingo, 6 de marzo de 2022

Pacifismo o barbarie

 


Ninguna agresión militar, ninguna invasión de un país por parte de otro puede justificarse jamás. Rusia está ocupando militarmente Ucrania, haciendo un daño terrible a la población civil, provocando una cadena de muerte con millones de familias que huyen de la guerra buscando refugio. Es un crimen.

Parte de la izquierda europea se deja llevar por el instinto con argumentos emocionales construidos sobre hechos de la primera mitad del siglo XX. Hasta las bombas de Hiroshima y Nagasaki, arrojadas en 1945, el imperialismo o el fascismo se podían combatir, estela de dolor y muerte mediante, con ayuda humanitaria y bélica. El ejemplo de la guerra española del 1936 es paradigmático. España se hubiese ahorrado 40 años de atrocidad franquista si la democracia republicana no hubiese sido abandonada por otras democracias occidentales. La Europa democrática consintió que los insurrectos recibiesen ayuda militar de la Alemania nazi y la Italia de Mussolini. La bomba atómica lo cambia todo. La existencia de potencias nucleares determina que solo la ayuda humanitaria y la diplomacia son actitudes que contribuyen a paliar los daños de la guerra y resolver los conflicto entre estados soberanos.

La respuesta instintiva, emocional, es comprensible, útil para la huida, pero no para repeler una agresión contra algo inmensamente más fuerte. Contra un ejército tecnificado, profesional, enorme y nuclear más vale, como dice el refrán, maña que fuerza. La estrategia de la fuerza para el débil es autodestructiva. Atacar de frente a un gigante armamentístico nuclear solo puede acabar mal. David, a partir de la segunda mitad del siglo XX nunca ganará a Goliat. Tenga razón o no la tenga. Tras la segunda guerra mundial se sabe que cualquier guerra abierta entre potencias nucleares supondría la destrucción de las partes y un daño irreversible sobre la vida en el planeta.

En 1947 el movimiento pacifista liderado por Gandhi logra la independencia de la India frente al poderoso Reino Unido. Años después, en 1973, los EE.UU abandonan Vietnan, sin doblegar al vietcong, con un gobierno acosado por el movimiento pacifista interno que pedía una oportunidad para la paz. En 1969 EE.UU no podía consentir la presencia de misiles soviéticos en Cuba con cabezas nucleares y capacidad de alcance de su territorio. La crisis de los misiles de Cuba acabó con la retirada de los mismos por parte de la URSS. Un acuerdo diplomático. Luego llegó la crisis de los euromisiles. los Pershing. La OTAN se empeñó en instalar misiles con cabezas nucleares en la Alemania Federal para disuadir del uso de otros instalados en los países del este en la órbita soviética. Este conflicto alimentó el movimiento pacifista en la izquierda europea y es constituyente de la irrupción de Los Verdes en la política alemana. El asunto se resolvió con el acuerdo diplomático de desmontaje de los misiles a ambos lados del telón de acero. El OTAN NO en España hace crecer a la izquierda, el felipismo, de entrada, tuvo que mentir para no perder espacio. Años después, el no a la guerra de Irak preparó la victoria de Zapatero. El pacifismo es constituyente de la ecología política y vector estratégico de la izquierda democrática europea de postguerra.

Con la caída del muro de Berlín y el desmoronamiento de la URSS, los EE.UU de América piensan que ancha es Castilla y se disponen a apropiarse el mundo. La UE, no tiene proyecto defensivo propio si no es subalterno del otanismo estadounidense. La OTAN se amplia hacia el este, cada vez más cerca de las frontera rusa. Las primaveras árabes democratizadoras son aplastadas con la ayuda americana. El hambre bulímica de petróleo y gas de occidente, destruye Irak y Libia, consiente la guerra contra Yemen, desestabiliza Siria, es amiga de Israel contra el pueblo palestino y olvida al pueblo saharaui.

La evolución del capitalismo occidental entregó la producción a China y otros países del sudeste asiático, al tiempo que huyó de la economía real a la financiera. La crisis económica de 2008 hace visibles los límites planetarios. Tanto el cambio climático, la ruptura con las condiciones biofísicas que hacen posible los equilibrios ecosistémicos, como la escasez de combustibles y materias primas están en la raíz de todos los conflictos. China e India se hacen gigantes económicos, la pandemia vírica lo pone de manifiesto. Europa es dependiente de energía, materias primas, productos de primera o segunda necesidad y tecnológicos. La Europa dependiente es subalterna del imperio americano en decadencia.

La espiral de la guerra en Ucrania añadirá crisis al impacto de las crisis en Europa. Frente al muro de desinformación impuesto por los gobiernos europeos, frente al ardor guerrero instigado por quienes nunca irán a frente alguno de batalla, frente a quienes como bien pagados o paniaguados del poder escriben loas y lanzan proclamas de guerra en prensa, radios y televisiones, justificando el envío de armas a Ucrania para que la población civil se enfrente a un ejercito inmenso, tecnificado, nuclear y capacitado para el crimen como el ruso, frente a todo eso, poco a poco, con la fuerza de la razón, contraria a la razón de la fuerza, se irán abriendo argumentos y opiniones que mostrarán las únicas alternativas posibles a las armas.

El no a la guerra es un grito radical contra el exterminio a favor de la vida. La ayuda humanitaria, la presión exterior y la vía diplomática multilateral, con la comprensión de las razones de las partes, también de la parte invasora, se abrirán paso como la única solución posible y duradera. Lo demás es barbarie. Pacifismo o barbarie, esa es la cuestión.

Publicado en La Última Hora Noticias

martes, 22 de febrero de 2022

Andalucía 'se encuentra' en Granada


El pasado 24 de febrero asistí en Granada al primer acto público de la plataforma Andalucía se encuentra. Esta nace con la intención de impulsar un proceso de cooperación entre sociedad civil organizada, personas individuales y organizaciones políticas del ámbito del progresismo, la izquierda y el andalucismo, para que dé fruto un proyecto electoral cooperativo que pueda disputar en Andalucía la actual mayoría de derechas y ultra derechas.

Vaya por delante mi profunda admiración, en tiempos de cabalgada sociológica neofascista, de las respectivas militancias políticas que no se sienten propietarias exclusiva de la arbonaida. La verdiblanca es Andalucía, es de las y los andaluces, es de la humanidad porque es de nuestra humanidad. Ninguna debilidad táctica o estratégica organizativa puede entenderse hoy día sin la estructura de poder financiero de los medios de comunicación dentro y fuera de Andalucía. Por eso, por los ataques sin razón que han sufrido quienes han peleado desde la visibilidad personal, mi admiración es también asombro por su capacidad de resistencia.

Los logros para las mayorías sociales desde el gobierno de España del espacio que representa Unidas Podemos con sus especificidades gallega y catalana son ya una retahila indudable. Su importancia es, y será, estratégica dado que, por un lado, se ha cohesionado un bloque progresista de izquierdas plurinacional con otras fuerzas políticas valencianas, vascas y catalanas que contribuyen ha mantener un horizonte de transformación democrático, republicano y federal/confederal. Por otro, se ha mantenido al PSOE, en la medida de lo posible en cada momento, sujeto al espacio de transformación progresista. Algo imposible si no se tiene la fuerza que se tiene y si no se estuviese en el gobierno de España. Hay más, la estrategia de gobierno ha revelado el potencial de Yolanda Díaz como símbolo de representación de las necesidades de amplias mayorías.

Celebramos estos días el 42 aniversario del referéndum 28 de febrero de 1980, Aquel día Andalucía logró su autonomía afirmando orgullosa que era nacionalidad histórica como Galicia, Euskadi y Cataluña. El único territorio del estado que lo gana ejerciendo el derecho a decidir. Más de tres años lleva Andalucía gobernada por quienes no creyeron en ella, con el apoyo de quienes quieren destruir nuestro autogobierno para que volvamos a ser protectorado colonial madrileño como en tiempos franquistas. Si en el próximo proceso electoral el PP con Vox obtienen la mayoría, Andalucía irá a peor. Las y los andaluces perderemos el poco peso político que tenemos y entregaremos nuestro futuro al dominio de intereses tan privados como externos.

Por eso es importante el decálogo y objetivos planteados por Andalucía se encuentra. Se trata de construir en Andalucía el primer frente amplio del estadoen la línea de lo que plantea la ministra de Trabajo Yolanda Díaz. Desde aquí quiero dar la enhorabuena a la organización del acto de Andalucia se Encuentra en Granada. Fue diverso, representativo en lo sectorial, lo generacional y lo territorial. También muy andaluz y andalucista. Deseo que calen sus mensajes, y el mensaje central, la unidad es el camino. Andaluces y andaluzas, sociedad civil y organizaciones políticas tenemos la responsabilidad de articular un proyecto marcadamente andalucista, con el feminismo, el ecologismo, la izquierda social y progresista orientado hacia un republicanismo federal que se refleje dentro y fuera de Andalucia. Ojalá el empuje de Granada se replique, si cabe con más fuerza, en el resto de pueblos, comarcas y provincias andaluzas. Si se hace bien, Andalucía podría volver a ser determinante para sí y para el conjunto del estado.

Sea, como dice nuestro himno, por Andalucía libre, los pueblos y la humanidad.

Publicado en La Voz del Sur